jueves, 2 de julio de 2015

Don Ildefonso Leal. De Horacio Biord.

DON ILDEFONSO LEAL
  
CRONISTA DEL MUNICIPIO

GUAICAIPURO







El domingo 07 de junio de 2015 falleció en Los Teques don Ildefonso Leal, director de la Academia Nacional de la Historia, donde ocupaba el sillón “letra 0″ y era, además, el vicedecano de la corporación, es decir el segundo individuo de número con mayor antigüedad en la sucesión de académicos. En total, fue numerario durante 44 años. Había ingresado el 06 de mayo de 1971, a la edad de 39 años. Como recipiendario, en esa solemne ocasión leyó un discurso sobre la vida intelectual venezolana en el siglo XVIII, contestado, como se estila en esos casos, por el académico don José Nucete Sardi.
Profesor titular jubilado y cronista de la Universidad Central de Venezuela (cuyo Archivo Histórico dirigió), columnista de varios periódicos, investigador acucioso y presidente honorario de la Academia de la Historia del Estado Miranda, don Ildefonso a sus 83 años estaba cargado de méritos y merecimientos.
Se desempeñó durante muchos años como cronista oficial de Los Teques y fue el impulsor de la Biblioteca de Temas y Autores Mirandinos, un gran proyecto editorial dedicado a rescatar o divulgar, según el caso, obras fundamentales de autores mirandinos o valiosas para comprender la historia y cultura del estado Miranda, en su más amplio alcance.
Nacido en Lagunillas (estado Zulia) el 22 de enero de 1932, llegó muy joven a Los Teques. En la capital del estado Miranda no solo completó sus estudios (en el Liceo Miranda y luego en Caracas en el Liceo Fermín Toro) sino que habría de vivir allí el resto de su vida, formar un hogar y alentar con su presencia y su ejemplo actividades intelectuales, entre ellas, la fundación del Ateneo. En 1956 egresó de la Universidad Central de Venezuela como licenciado en Historia y en 1962 se graduó allí mismo, con honores, como doctor en Historia. Hizo estudios de postgrado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla (España). En esa ciudad, durante diversos períodos, realizaría investigaciones en el Archivo General de Indias.
Resultado de imagen para ildefonso lealTres fueron las vertientes principales de la obra de don Ildefonso: la historia de la educación universitaria en Venezuela y, en especial, de la Universidad Central de Venezuela; la historia intelectual del país y la historia de la patria chica tequense. En el primer campo deja obras fundamentales como La Universidad de Caracas y la guerra de independencia (1963), Historia de la Universidad Central de Venezuela. 1721-1827 (1963, que fue su tesis de doctorado en Historia), Cedulario de la Universidad de Caracas, 1721-1820 (1965), La Universidad de Caracas. 237 años de su historia (1967), Documentos para la historia de la educación en Venezuela. Época colonial (1969), El Claustro de la Universidad y su historia (1970-1979, 2 volúmenes), Historia de la Universidad Central de Venezuela, 1721-1981 (1981), La Universidad de Caracas en los años de Bolívar. Actas del Claustro Universitario, 1783-1830 (1983, 2 volúmenes); en el segundo La cultura venezolana en el siglo XVIII (1971, que constituyó su trabajo de incorporación a la Academia Nacional de la Historia) y Libros y bibliotecas en Venezuela colonial, 1633-1767 (1978, 1979, 2 volúmenes), esta última un verdadero clásico de nuestra historiografía; y, por último, en el tercero El libro parroquial más antiguo de Los Teques, 1777-1802 (1994), Nacimiento del régimen municipal de Los Teques. Actas del Cantón Guaicaipuro, 1853 (1998) y Los Teques, testimonios para su historia (1997, 2 vol.).
Su trabajo como cronista de Los Teques, además de esas obras fundamentales, quedó plasmado en numerosos artículos breves que dan cuenta de la historia de la ciudad y sus alrededores (los llamados Altos, de Miranda o de Caracas, como se les decía en el siglo XIX, o también a secas, como se incluye en los nombres de tres de sus centros poblados: San Antonio de Los Altos, San Diego de Los Altos y San Pedro de Los Altos). Dejó una importante obra inédita, la historia del ferrocarril de Los Teques, que, sin duda, ha de ser una contribución esencial para entender aspectos diversos de la vida de la ciudad y la región y las vías férreas en Venezuela. En muchos sentidos, don Ildefonso fue modelo de cronistas: un profesional muy bien formado y dispuesto a profundizar la historia de la ciudad para beneficio de la ampliación del conocimiento histórico local y regional, un cronista historiador capaz no solo de narrar anécdotas sino de explicarlas y analizarlas en su contexto espacio-temporal y su trascendencia histórica más amplia. Para Los Teques y el estado Miranda todo ha sido y será, por siempre, motivo del más grande orgullo haberlo tenido como cronista de la ciudad capital.
Como director de la Academia Nacional de la Historia logró un importante acuerdo editorial con el Banco Central de Venezuela que permitió, a pesar de la fuerte crisis económica que ha afectado la producción de publicaciones, la edición de diversos títulos fundamentales para la historia de Venezuela. Entre ellos, por su relevancia para la historia regional mirandina, cabe destacar la reedición de El estado Miranda de Francisco de Paula Álamo, libro publicado originalmente en 1911 por el gobierno del estado Miranda.
Durante los últimos años de su vida, signados en parte por ingratitudes e incomprensiones, don Ildefonso supo ser un modelo de integridad y ecuanimidad. Ello tiene un valor excepcional en tiempos de polarización y ánimos exaltados, cuando se requiere, precisamente, la mediación y el diálogo.
Su deceso y su entierro siguieron el estilo del hombre: la humildad del sabio y la sencillez de un caballero de las letras y las ciencias históricas. Venezuela y Los Altos de Miranda le deben mucho a don Ildefonso. La adecuada ponderación historiográfica de su obra investigativa lo colocará en un sitio de honor en nuestra tradición intelectual. Que en paz descanse quien tanto contribuyó, en el campo de los saberes, a lograr y mantener la paz.

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Horacio Biord Castillo
Investigador, escritor y profesor universitario.
Jefe del Centro de Antropología del IVIC.
Individuo de número y presidente de la Academia Venezolana de la Lengua.
Individuo de número y primer vicedirector de la Academia de la Historia del Estado Miranda.