martes, 25 de junio de 2013

Las Minas de Oro de Carrizal

CRÓNICAS DE LAS COMUNIDADES
CARRIZAL EN LA HISTORIA (V)
LAS MINAS DE ORO

 

¿Cuántos secretos guardan los verdes parajes solitarios de la fila montañosa de Santa María, donde aún quedan vestigios de viejas minas de oro  tan codiciadas por los conquistadores?
 Un espacio que a pesar de ser cuna de muchas historias y leyendas, nunca ha sido explotado con fines históricos y recreacionales, por lo que corre peligro de ser destruido dentro de poco tiempo, debido a la proliferación de invasiones.
Cuenta la cronología del nacimiento de Los Teques elaborada por el historiador Luís Alberto Adrián Serrada (fallecido) que en el año 1560 Francisco Fajardo,  “el mestizo”, se convierte en el primer invasor que entra en la tierra de la nación Teque.  “Encuentra oro en la región y Pedro Miranda inicia la explotación, con grandes beneficios.  En 1573, Gabriel de Ávila puebla las minas de Fajardo, dándole el nombre de Minas de Nuestra Señora. Se establecen las primeras encomiendas.
Otro brillante cronista, Lucas Guillermo Castillo Lara, dice en su libro “Una tierra llamada Guaicaipuro” lo siguiente: “Por todos estos contornos se extrajo oro.  El metal alucinante fascinaba la ambición”.
 Cuando Fajardo descubrió minas de oro en los altos, las invasiones no se hicieron esperar.  Por todos lados se encontraba oro.  En el río San Pedro,  en las minas de San Antonio, en la quebrada del Oro, al costado de Pipe, cerca de Carrizal.  Al oeste de Los Teques.  Y cita:” Antonio Barbudo en su Relación de 1570-1575, hablando de Caracas y de su región circunvecina asienta: “Había en el pueblo como cincuenta o sesenta vecinos.  Es tierra fértil y muy sana, y de ricas minas de oro subido, que pasa de 23 quilates.  Los vecinos son pobres y los indios sirven mal por ser muy belicosos.  En todas las sierras hay muchas minas.”
De todas estas cosas hablan las veredas de Santa María,hoy apenas quedan vestigios de lo que fue una zona de explotación aurifera que sólo abarcó medio siglo, pues los yacimientos rápidamente se empobrecieron.
Para llegar al lugar hay varias rutas.  Se puede llegar por el sector Las Aguaditas del Municipio Carrizal, por la zona de Los Vecinos y por La Llovizna.  También se llega por Potrerito I y II, pero estos caminos deben ser tomados por personas conocedoras de la ruta y preferiblemente en grupos grandes y preparados para la excursión.  Otra vía de acceso es el sector Matica Abajo, tomando el trayecto que lleva a la Cueva del Indio.  Desafortunadamente tenemos que advertir que ese recorrido es peligroso debido a la escasa vigilancia policial y proliferación hamponil, por lo que le recomendamos tomarlo con precaución.
La extracción de oro se inicia abriendo un hueco o túnel corto llamado socavón que va siguiendo la veta de pirita y calcopirita (sulfuro de hierro y cobre), hasta llegar a la roca que contiene el mineral que luego es triturado y pasado por agua; se tamiza rústicamente con un lienzo y se  sacan los trocitos de oro .
Actualmente se encuentran a la vista alrededor de unas 20 entradas de minas que han sido hoyadas por recientes visitantes esperanzados por encontrar restos del mineral.
La fundición de oro se hacía de manera rudimentaria con carbón mineral utilizando un caldero o crisol de fundición de donde sacaban los lingotes.
Este rincón geográfico es un sitio digno de visitar no  sólo para respirar aire fresco y admirar la belleza de nuestros paisajes primigenios, sino para aprender más de nuestra historia.







































Historia de Carrizal (IV)

CRÓNICAS DE LAS COMUNIDADES
CARRIZAL EN LA HISTORIA (IV)

Atardecer en San Diego
            Por mucho tiempo Carrizal estuvo unido a San Diego, lo mismo que a Los Teques. Todos los Altos dependían eclesiásticamente de la parroquia San Felipe Neri. La parte más poblada y antigua era San Diego; todo lo demás eran  vecindades dispersas en la vasta geografía montañosa.
            Cuando aumentó la población comenzaron a sentirse las dificultades, por lo alejado de los centros parroquiales y los problemas de las vías de comunicación.
En el año 1748, el vecindario de Carrizal se une al de San Antonio y solicitan que les nombren un capellán. Todavía no se habían atrevido a solicitar de nuevo la parroquia y buscaban una fórmula para tal consideración; el padre Salas de San Diego, se opuso rotundamente. 
El pueblo de Carrizal apoya calurosamente a San Antonio en su solicitud; elevan un memorial al obispo; la encabezan Manuel Pérez, Domingo Francisco Pérez, Juan Campos y otros carrizalenses expresando lo siguiente “… Nos unimos al pedimento de los feligreses de San Antonio por ser justo. Y siendo así que nosotros a costa de nuestro caudal propio pretendamos un cura capellán que nos administre los Santos Sacramentos con prontitud, no se puede ofrecer el más mínimo reparo, más cuando hay seis lenguas de distintas de la Guayra de Paracotos donde reside el cura de éste pueblo de Carrizal…”
Fue éste pedimento largo, con testimonios, traslados, deposiciones y decepciones. A pesar de lo justo de su petición, no obtuvieron Capellán y siguieron unidos a San Diego.
Ya en otras oportunidades los vecinos de Carrizal encabezados por José Felipe y José Manuel Álvarez, se habían dirigido al Arzobispo pidiendo la creación de su parroquia.
El padre Miguel Santana, cura párroco de Los Teques, como siempre, se opuso a ésta división alegando que las rentas de su curato se disminuirían en una tercera parte; que no era necesaria tal división, dado que él atendía bien a toda la feligresía y que además, sólo los Álvarez pretendían esa desmembración.  
El Arzobispo ordenó desde el 27 de abril de 1811, abrir la correspondiente información y ordenó levantar un plano de toda esa región. Nombró como peritos a Don Silvestre Crespo, vecino de Los Teques y a Don Dionisio González, vecino de Carrizal. Además comisionó al presbítero José Antonio Rolo para que recorriera el terreno y fijara los linderos.
Los peritos nombrados cumplieron su encargo y recorrieron toda la región, levantaron el plano e hicieron el informe ordenado por el Arzobispo. Contaron en Carrizal un poco más de doscientas almas, cantidad similar al censo realizado por el Obispo Martí.
La oposición que hiciera el padre Santana a la creación de la parroquia, caldeó los ánimos de los Carrizaleños y se creó un estado de tensión y animosidad entre el párroco y los feligreses, que se manifestaba hasta en los más mínimos detalles.
Como habíamos comentado en el capítulo anterior, los vecinos de Carrizal habían terminado de construir una capilla a la Virgen del Carmen y estaban  orgullosos de ella y querían hacer una gran fiesta de inauguración. Como su párroco era el padre Santana, tenían que invitarlo; así lo hicieron mediante carta suscrita por José Manuel Álvarez, pero sólo para que hiciera acto de presencia, pues invitaron a otro sacerdote, para oficiar la misa y predicar el sermón. Al padre Santana no le gustó aquel gesto, se retiró del pueblo e inmediatamente se dirigió al Arzobispo quejándose de lo sucedido.
El Arzobispo que no le tenía mucho afecto al padre Santana debido a sus actividades revolucionarias, le dio la razón a los vecinos diciéndole que si ellos pagaban los aranceles debidos al cura párroco, eran libres de llevar a cualquier cura para que oficiara las fiestas; motivo que acrecentó la tirantez entre Santana y el pueblo.
Testimonios del Obispo Mariano Martí
La guerra de independencia impide que se cristalice el proyecto de la nueva parroquia, debido sobre todo al despoblamiento de estas regiones y la pobreza consiguiente. El arzobispo declara sin lugar la erección del curato de Carrizal por sentencia del 2 de mayo de 1818; la razón más importante fue “… que los vecinos no pueden fabricar la Iglesia, pagar estipendio ni mantener un cura, dada su pobreza…”.
Transcurrida la guerra de independencia, comenzó a ordenarse otra vez la economía en la región; empezó a poblarse de nuevo y a retomar los que se habían ausentado.
Una de las herederas de las tierras de los Teques, Doña Josefina Ascanio y Tovar, mujer de Don Juan Mijares, conservo la sexta parte de su herencia, la cual pasó a sus herederos. Algunos de ellos fundaron haciendas en la parte de Carrizal, entre ellos los Mijares, los Vegas y Los Ascanio.