miércoles, 3 de junio de 2015

Eloy Rojas, Orgullo del Boxeo Nacional

BREVE BIOGRAFÍA DE ELOY ROJAS

Eloy David Rojas Leandro, es un venezolano nacido en la Clínica Santa Ana de Caracas, el día 25 de marzo de 1967, hijo de Guillermo Rojas y Teresa Leandro.  Estudio el primer grado de educación primaria en la Escuela Andrés Bello de Caracas y 2º a 6º en la Escuela Tubores, Punta de Piedra, Estado Nueva Esparta;  llegó a nuestro municipio en el año de 1979, específicamente a la comunidad de Brisas de Oriente, cuando sus padres al igual que muchos otros venezolanos, por la dificultad de conseguir vivienda automáticamente salía a las zonas aledañas a la capital en procura de habitación que pudiera servirle de cobijo a su familia. Estudió en el Liceo “Manuel María Villalobos”, de 1º a 3º año.
Gustó desde muy pequeño “darse trompadas” con los muchachos vecinos y su padre al ver que era “muy peleón”, lo orientó a que lo hiciera de manera profesional y organizada.  El día 04 de febrero de 1981, se inició en el boxeo amateur con una pelea que ganó por decisión unánime contra Juan Carlos Correa.
Con esta victoria se inició una serie de triunfos que lo llevaron a obtener un record en amateur de cincuenta (50) peleas, cuarenta y cinco (45) ganadas y cinco (5) perdidas.  Fue cinco (5) veces campeón nacional y tres (3) veces campeón mundial amateur.
En el profesional realizó un total de cuarenta y siete (47) peleas; cuarenta (40) ganadas, dos (2) empates, cinco (5) perdidas y veintinueve (29) nocauts.
Entre los títulos obtenidos está el de Campeón Mundial en el peso pluma en un combate que realizó el día 04 de diciembre de 1993, en Tokio, Japón, frente al boxeador de ese país Yun Kin Park, al cual venció. Luego de ese titulo realizó siete (7) defensas.  Fue dos (2) veces campeón latinoamericano;  en el cual propinó veintiún (21) nocauts consecutivo.
Entre los premios y condecoraciones recibidas, tenemos: Atleta del Año en 1994; Atleta Ymca por dos años consecutivos, 1994 y 1995; Orden Francisco de Miranda, Orden Gran Mariscal de Ayacucho; Orden Antonio José de Sucre; Orden Pedro Gual, Orden Cristóbal Rojas; Orden Urdaneta; Orden Simón Bolívar; Condecoraciones del Club de Leones, de la Escuela de Guardia Nacionales, Llave de Carrizal y Llave de la ciudad de los Teques, entre otras.
Por todos estos méritos y por pertenecer a nuestro municipio, Eloy se merece pertenecer a la familia de Testimonios Orales.  ¡Felicidades Eloy!



La Farmacia de la Abuela (III)

LA FARMACIA DE LA ABUELA
(III)

La noche que nació mi hermanita, nosotros los muchachos “no pegamos un ojo”...esperando a la cigüeña, ese pájaro de tamaño descomunal y cuello largo, trayendo en su pico rojo a un bebé envuelto en pañales.  Velamos la casa de bahareque con el iluminado de estrellas y una hermosa cuna de plata de un cielo campesino.  Observábamos al trasluz del follaje…¿Cuándo llegó ésta emblemática ave? No lo sé.  Pero quedó grabado en mi mente los preparativos hechos por mi abuela en el nacimiento de un niño.  Ella nos enviaba a buscar en su huerto el ajenjo, la artemisa y el pasote, hierbas con las cuales preparaba un bebedizo ocre que endulzaba con miel de abejas y que suministraba a razón de una copita en ayunas y otra antes de dormir.
El día en que nació mi hermanita, mi papá escogió una gallina  entre las 100 que criaba, luego se escondió detrás del depósito para “torcerle el pescuezo” y mi abuela se encargó de hacer el hervido, con muchas papas, fideos y maíz.  Este hervido y el caldo de pichón de paloma, lo preparaba mi abuela para la ocasión en la que había algún convaleciente en la casa; además el agua donde hervía el maíz para el hervido ó las arepas, no la desperdiciaba ya que lo endulzaba con papelón y se la daba a las parturientas para aumentar la leche.
Para quitarle el sereno a mi hermanita y procurarle una mejor respiración, colocaba mi abuela una olla en el fogón, tomaba un algodón y lo impregnaba de aceite con una pizca de alhucema y se lo colocaba en la “mollera” sostenida con un gorro y  a mi mamá, también la mantenía bien abrigada, con varios cobijos y unas medias hasta la rodillas, para evitar el “sereno”.
Si  alguna persona de mi familia o del vecindario llegaba a la casa con un fuerte dolor de estómago, recogía mi abuela del jardín hojas de yerbabuena y menta, preparaba un té y “santo remedio”…



José G. Salas

La Farmacia de la Abuela (II)

LA FARMACIA DE LA ABUELA
(II)

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Canela
La corteza de canela, la ruda y la artemisa las utilizaba mi abuela en caso de retención menstrual. Hay mujeres que se ponen histéricas cuando presentan éste síndrome. 
Había en nuestro vecindario una mujer que se volvía literalmente loca cuando se avecinaba su proceso natural.  Esta pobre mujer corría por la quebrada desesperada y salía por el cafetal.  Nosotros, muchachos al fin, corríamos hasta darle alcance y cuando ya estaba cansada la atrapábamos con la ayuda de los muchachos más grandes y luego la conducíamos a la casa de mi abuela, quien la acomodaba en una cama y le hacía oler tintura de cuerno de ciervo (amoníaco), hasta que volvía en sí.
Ruda
Luego le aplicaba pediluvios (vaporizaciones en los pies) alternados con fuertes infusiones de canela o en su defecto, ruda y artemisa.  Secaba sus pies y colocaba medias a fin de mantener sus extremidades cubiertas y a buena temperatura; en el transcurso del día o la noche reaccionaba la noble dama incorporándose a su vida común.
Asimismo, atesoraba mi abuela en su alacena las flores secas de la rosa de montaña, envueltas en papel y dentro de un frasco limpio, seco y bien tapado.
Artemisa
Se presentaban casos de mujeres con derrames uterinos o conatos de aborto y acudía mi abuela con las virtudes curativas de ésta flor.
Siendo ya adulto, conocí esta planta cuya flor me impresionó por su exuberante belleza.  Tiene aplicación práctica en el tratamiento de quistes, fibromas y hemorragias uterinas.
La produce el Roso Blanco, árbol emblema del Estado Miranda, propio de los bosques húmedos y cálidos del norte del país.

José G. Salas