lunes, 23 de noviembre de 2015

Aníbal Laydera Villalobos visto por Gildardo Moreno



UN EJEMPLO A SEGUIR, UN HOMBRE EXEPCIONAL
ANÍBAL LAYDERA VILLALOBOS


Por: Gildardo Moreno.

Lo conocí cuando la tarea de Comunicador era más que un riesgo, la vida misma, fue por el año de 1.953, donde llaman la vuelta de la Auyama, parte atrás de Caño Amarillo, una parte de la bella y melancólica Parroquia La Pastora andando en búsqueda de una tipografía donde llevó uno de sus valiosos ensayos a imprimir. Mis primeros pasos en Artes Gráficas, los estaba dando en esta Tipografía y fue mi Primer trabajo fuera de aula, porque ese mismo año salía de los Salesianos.
Su interesante dialogo con mi Patrón, me llamó tanto la atención que despertó en mi el hormiguillo de incursionar en la lucha comunicacional y expresar mi inquietad, por llevar a la Juventud ese mensaje nuevo, renovador que no había sido, y que nadie se atrevía a ni siquiera susurrar, ni de imaginarse que hablar en voz alta o protestar significaba la muerte. (Estábamos en plena Dictadura).
Esta fue la primera faceta que conocí en mi admirado amigo no era un líder Político, pero un hombre que vivía la angustia de su Pueblo y con su fina pluma, la diseminaba y con su voz vibrante demostrando su temple, y amor por el país por sus ciudadanos. 
En plena Dictadura me forme y fue el quién me alumbro la fuente de lucha que con orgullo ostento. Jamás leí dobleces, honesto, carta cabal, recto como un eucalipto, invariable como su amistad y cultivada de la misma y esa a sido su riqueza y la que me enseño. “Cultivar el hombre en la Cultura, porque no hay riqueza mayor” como lo dijera Don Simón Rodríguez creador del hombre más grande de la tierra. 
Después conocí el cuidador del ambiente, defensor virtuoso de la Ecología, porque también me enseño que el hombre sin oxígeno no vive y una vez en las tantas andanzas por el país, cuando quedó Cronista mayor viniendo de una de tantas convenciones y conferencias me dijo como amaba la naturaleza, no me explico como el hombre se destruye así mismo, ni ve como tala y quema lo que le da vida, sin darse cuenta que así como él se quita la vida, su ignorancia lo lleva a quitarle la vida a los demás. 
Un árbol nos da vida en todo sentido, nos alimenta, nos da sombra, y su sabia nos oxigena, haciéndonos más sanos y fuertes, es como un niño indefenso, y no se defiende del depredador del mismo bruto, del comerciante sin escrúpulo.
Si alguna cosa hay en este admirable hombre es su cultura que sin egoísmo la deja como una planta donde llega por todo el país, porque este maestro al que hoy me refiero con este calificativo es de esos maestros de antes, (UN SABIO). 
Eso es Aníbal Laydera Villalobos. Un hombre grandioso como nuestra Venezuela. Y me pregunto ¿habrá un lugar de Venezuela que no haya dejado su huella de luz mi maestro? Y como decía Don Simón para hacer más grande este país hay que formar el joven y llevar sus conocimientos de Herrería, Carpintería, dando una Educación integral para que sean ciudadanos útiles, oficios del hogar para hacer un hogar feliz.
Aníbal es un hombre ejemplar en todos los sentidos. Cómo dijeran nuestros Rómulo Gallegos, Andrés Eloy, Rafael Caldera, Rómulo Betancourt, tantos hombres que ha dado esta Patria.

Amigos como este, se logra hacer un País.
          Aníbal amigo recibe mis más sinceras gratitudes.



No alcanzan las cuartillas que pueda escribir para demostrar mi afecto y Admiración por este Amigo: Que el Todopoderoso te Bendiga.