lunes, 31 de agosto de 2015

Protocolo de Escrituras Públicas de Carrizal. 1832. Venta de Hacienda. 3º Documento

PROTOCOLO DE ESCRITURAS PÚBLICAS OTORGADAS
POR EL TRIBUNAL DEL PUEBLO DE CARRIZAL.  AÑO 1832.
3º DOCUMENTO.  VENTA DE HACIENDA


 

En la parroquia del Carrizal del Cantón de Caracas, delante de José Felipe Álvarez, 1º Juez de Paz y (delante de) testigos, comparecieron algunos ciudadanos que él ya conocía y que firman al final del documento, los cuales expusieron que el Sr. José Gabriel León, daba y dio en venta por haber heredado “….desde ahora y para siempre jamás….”, del Sr. Damián de León y sus herederos sucesores, una hacienda de café y de arboledas frutales, en un estado regular, más o menos como de diez mil matas con un caney de bahareque y tejas, una poza y utensilios para extender (o trabajar) la hacienda, y en lo sucesivo un terreno de monte contiguo a la misma posesión del cual era heredero el otorgante y a su  vez, adquiría el comprador José Felipe Álvarez.  A tal efecto, también le vendió las bienhechurías por una cantidad de Seiscientos Cincuenta pesos que en plata efectiva le entregó su comprador en “buena moneda” y a su satisfacción; y por no estar presente en la entrega, renunció a la “non numerata pecunia”, que en Derecho, es una excepción que el confesante del recibo de dinero contraponía, negando que éste le hubiese sido entregado.  Además confesó el vendedor que esa hacienda no valía más de ese precio, razón por la cual entregaba al comprador de manera buena, pura, perfecta e irrevocable, el mencionado bien.  En ese mismo acto, renunció a todo usufructo que pudiese dar desde ese momento y para siempre jamás el patrimonio, el cual entregó libre de todo empeño y obligación (gravamen), por compra que de ella hizo al Sr. Juan Antonio León, su padre, según constaba en “Escritura” otorgada en el año de Mil Ochocientos Diecinueve (1819) por ante el tribunal de los Teques, por José Felipe Álvarez, con cuya propiedad, hizo la ésta venta ante el Juez y los testigos José Manuel Ribas, Pedro Rodríguez e Ignacio Díaz, todos vecinos de Carrizal.  Ésta transacción fue efectuada según consta en el Libro, el día 20 de marzo de 1832. Año 3º de la Ley y 22º de la Independencia.
Ésta “Escriptura” la firmaron los señores José Felipe Álvarez, José Gabriel León, José Manuel Díaz, Pedro Rodríguez, Anastasio Valero e Ignacio Díaz.

jueves, 27 de agosto de 2015

Protocolo de las Escrituras Públicas otorgadas en el Tribunal de Carrizal. 1832. 2º Documento.

PROTOCOLO DE ESCRITURAS PÚBLICAS OTORGADAS
POR EL TRIBUNAL DEL PUEBLO DE CARRIZAL.  AÑO 1832.
2º DOCUMENTO


  
El segundo documento que encontramos en el libro de Protocolo de escrituras públicas otorgadas por el tribunal del pueblo de Carrizal en el año 1832, fue elaborado y suscrito el día 11 de marzo del referido año, en virtud de que ante el ciudadano Antonio Pinto, 2º Juez de Paz y testigos del pueblo de Carrizal, se presentaron los señores: José Gabriel León, Pedro Rodríguez, Pedro José González, Enrique Pérez Bello, Yon Díaz, José María Díaz, Gregorio Álvarez, Felipe Marrero, Rosa Carpio, Teresa Marrero, nombre ilegible, Rafael Álvarez, Damián León, Fernando León, José Ramón Bermúdez, José Manuel Camejo, y Francisco Pinto, a quienes se les había otorgado previamente el permiso para reunirse en juicio y tratar asuntos particulares en común, manifestando que en años anteriores, le fue cedido por los concurrentes un permiso a José Felipe Álvarez, para que en el nombre de los vecinos de Carrizal, promoviese un juicio de paz y rendición de cuentas entre ellos y los vecinos de San Antonio que ya estaba en ejecución, debido a las enemistades, perjuicios graves e irreconciliables, por lo que consideraron pertinente ampliar el poder que le había sido otorgado a José Felipe Álvarez, para que fuese intermediario en el problema vecinal y llegaron a varios acuerdos, a saber:
1.- Los vecinos de San Antonio, reconocieron a los de Carrizal como herederos en común de aquellos terrenos que eran de los descendientes de la familia (Ilegible).
2.- Que los pobladores de los dos vecindarios se trataran y se respetaran como una misma familia.
3.- Que gozaran en común de los terrenos sin perturbarse, auxiliándose mutuamente y debían disponer de los fondos comunes que necesitasen para defensa de las posesiones y los bienes particulares.
4.- Que no dispusiesen de las rentas ni se nombraran diputados (al Cantón de Caracas) con el sólo voto de los habitantes de San Antonio sin la intervención de los de Carrizal.
5.- Que se reformara la Constitución y se tornara amigable la convivencia, conforme a los principios expuestos en esa reunión para que tuviesen su debido cumplimiento y a su vez autorizaron al mismo Sr. Álvarez, para que a nombre y representando como persona legítima a los vecinos de Carrizal, pudiese hacer la amigable transacción con los vecinos de San Antonio y su apoderado, y a la vez para que estableciese el método de paz y unión entre las parroquias, de acuerdo a las leyes.
Luego de llegar a esos acuerdos, firmaron los testigos que sabían hacerlo y los que no sabían, lo certificó el Juez 2º de Paz.
En síntesis, firmaron los ciudadanos: Antonio González, José Gabriel León, Pedro González, Enrique Pérez  Bello,  José María Díaz, Rafael González, Pedro Rodríguez, Rafael Damián León, Ignacio Díaz, José Manuel Camejo.
Por los que no sabían firmar, fueron testigos y firmaron: Felipe Díaz y Anastasio Valero.



martes, 25 de agosto de 2015

Protocolo Escrituras Públicas. Carrizal 1832. Venta de Casa.

PROTOCOLO DE ESCRITURAS PÚBLICAS OTORGADAS POR EL TRIBUNAL DEL PUEBLO DE CARRIZAL.   
AÑO 1832.



En ésta entrega, comentaremos el primer documento que aparece en el libro de Protocolo de Escrituras Públicas otorgadas en el Tribunal del pueblo de Carrizal años 1832-1835, y se trata de una hoja tamaño oficio, con un sello redondo en color negro en el lado superior izquierdo, el cual se compone de tres (3) círculos en el que se puede apreciar en su parte central una figura en forma de cornucopias, en la línea que le subsigue se puede leer: “ESTADO DE VENEZUELA” y en su línea foránea se lee: SELLO 5º. UN PESO. MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y DOS.  En la parte central de la hoja hay un encabezado en el que se lee: SELLO QUINTO PARA LOS SEIS PRIMEROS MESES DEL AÑO DE MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y DOS.  SU VALOR UN (1) PESO.

Luego escrito en tinta aparece un documento transcrito a mano en tinta, en el cual se puede apreciar con una caligrafía, gramática y ortografía muy propia de la época, la escritura de la venta de una casa realizada por el Sr. José de la Rosa Carpio, en la el Tribunal de Parroquia de Carrizal, el día 11 de febrero del año de mil ochocientos treinta y dos, realizada ante el Juez de Paz José Felipe Álvarez, mediante la cual daba y dio en “….venta real desde ahora y para siempre…..”, al Sr. José Ramón González, del mismo vecindario, para él, sus herederos y sucesores, una casa de bahareque y tejas en la parroquia, sin linderos suyos ni determinados como lo estaban todos los de éste pueblo. Éste terreno lo había heredado el Sr. Carpio de su difunta esposa y ésta de su legítimo padre Sr. Juan Antonio León, a quien le habían donado el terreno donde estaba fundada la casa, por lo que procedieron a hacer esta escritura judicial para realizar la compra-venta, por la cantidad de sesenta y seis pesos en plata efectiva.  En ésta transacción estuvieron presentes, el Juez José Felipe Álvarez, las partes involucradas Sr. José de la Rosa Carpio (vendedor), el Sr. José Ramón González (Comprador) y como testigos estuvieron los Sres. Anastasio Valero, Ignacio Díaz y Pedro Rodríguez (vecinos de Carrizal).

viernes, 21 de agosto de 2015

Escrituras Públicas del Tribunal de Carrizal 1832 (II)

Para su conocimiento, continuamos en orden alfabético con los nombres de personajes que hicieron vida pública en la Carrizal de 1832 al 1835:


C

Carpio, José de la Rosa
Carpio, Rosa
Camejo, José Manuel
Cerpa, José
Corrales, José Antonio

D

Díaz, Ignacio
Díaz, José Manuel
Díaz, Concepción
Díaz, Ramón
Díaz, Juan

E

Espinosa, Concepción

F

González, Pedro José
González, Domingo
González, José Antonio
González, Juana A.
González, José del Carmen
González, Felipe
González, Pedro Antonio

H

Hernández, Ramón
Hernández, Candelario
Hidalgo, José María

I

Iturbe, Francisco



L


León, José Gabriel
León, Damián
León, Fernando
León, Juan Antonio
López, José María
Landa, Manuel

M

Marrero, Felipe
Marrero, Teresa

N

Nieves, Domingo

P

Pérez Bello, Henrique
Pinto, Francisco
Pinto, Antonio
Pinto, José Antonio
Pinto, Fernando
Pérez, Domingo

R

Rodríguez, Pedro
Rodríguez, José Manuel


Ribas, José Manuel

S

Seijas, José Antonio

T

Torres, Gabriel



Escrituras Públicas del Tribunal de Carrizal 1832 (I)

PROTOCOLOS DE ESCRITURAS PÚBLICAS DEL TRIBUNAL DEL 
PUEBLO DE CARRIZAL
AÑOS 1832 – 1835
(I)



En reciente visita realizada por mi persona al Archivo General de la Nación, encontré un libro que contiene los “Protocolos de las escrituras públicas del Tribunal del pueblo de Carrizal”, que data desde el año 1832, o sea dos (02) años después del inicio de la Primera República de Venezuela, en el 1º mandato del General José Antonio Páez, exactamente me referiré al período comprendido entre los años 1832 al 1835, los cuales tienen altísimo valor histórico para nuestro Municipio, pues en ella se menciona personas, escritos y testimonios que en la actualidad nos proporcionan un conocimiento fidedigno de hechos que marcaron  nuestra historia y nos hacen traer a conocimiento y memoria de los lectores, de nuestro pasado como pueblo con la finalidad de que podamos comprender nuestro presente.
En el libro al que hacemos referencia, entre muchos otros documentos encontramos: Ventas de esclavos, poderes, testamentos, acuerdos de pago, libertades de esclavos, recibimientos de herencia, ventas de fundos terrenos, de fundos de café, de casas y otras transacciones.
También encontramos nombres de los personajes que hicieron vida en el pueblo de Carrizal y que mencionaré a continuación en orden alfabético tal y como aparece en el documento al que hacemos referencia y que publicaré en varias entregas:

A



Álvarez Gregorio
Álvarez, Rafael
Álvarez, Julián´
Álvarez, José Manuel *(Benefactor de nuestro pueblo)
Álvarez, Gregorio
Álvarez, Ignacio José *(Padre de José Manuel)
Álvarez, Gregorio
Álvarez, Ramón
Álvarez, Francisco
Álvarez, Agustín
Álvarez, Francisco José
Álvarez, José Rafael
Álvarez, Ana Manuela 
Álvarez, Pablo

B

Bermúdez, José Ramón
Bermúdez, Anselmo

Bermúdez, Jesús

martes, 11 de agosto de 2015

Reseña Histórica Comunidad Las Aguaditas

RESEÑA HISTÓRICA DE LA COMUNIDAD

LAS AGUADITAS




Calle y habitantes de la Comunidad Las Aguaditas
Fotografía tomada de carrizal-miranda.gob.ve


Hace ya muchos años, las señoras María de Lourdes, Carmen Teresa y Berta Emilia del Rosario Campagna Álvarez, todas mayores de edad, venezolanas, solteras, recibieron un lote de terreno herencia de sus padres.  Estas señoras a su vez, en el año 1985, específicamente el 21 de junio, otorgaron un poder al Dr. Atilano Mendoza Mujica, mayor de edad, de profesión abogado, mediante el cual pasaba a ser el apoderado de dichos terrenos.
Estos terrenos a su vez fueron vendidos por el Doctor Atilano Mendoza, al Doctor Ricardo Fraga Otero, venezolano, de profesión Abogado.  El señor Atilano Mendoza le vendió todos los terrenos antes mencionados al Doctor Ricardo Fraga Otero, por lo cual el mencionado comprador es el único propietario del lote de terreno deslindado que se ha hecho referencia, según se evidencia de documento protocolizado de la Oficina Subalterna de Registro, el día 26 de agosto de 1891. El precio de la venta es la cantidad de Doscientos Veinte Mil Bolívares (Bs. 220.000,oo), que en dinero efectivo y a su entera satisfacción, recibió para sus representadas en éste acto, con el otorgamiento del documento tramitó al comprador la plena propiedad, posesión y dominio de la totalidad del deslindado lote de terreno.
El comprador a su vez con el paso de los años, comenzó a vender éstos terrenos a los habitantes de Las Aguaditas: Doña Julia Castro, Vivián, Pedro Aular, Félix Cartaya, José Díaz y José Pérez, entre otros.
El lugar denominado Guare-guare, específicamente el sector conocido como Altos del Paují, es hoy parte de Las Aguaditas.
Es un sector de precioso paisaje donde el verdor fresco es permanente y el oxígeno del área gratifica el espíritu de los que habitan o visitan ésta parte de Carrizal.  Su nombre proviene de la abundancia de manantiales en la zona.  En los años ´40, se inició la población de ésta comunidad según testimonios del señor Pedro Pablo Díaz, nativo de Carrizal y específicamente de “Las Aguaditas”, quien dice haber visto “muchas aguas correr”, literalmente hablando. 
Para ese entonces no había carretera sino un paso de mulas y burros que les servía para conducir los productos campesinos hasta el pueblo.  En principio, la comunidad se inició con cuatro (4) familias: los Quintana, los Ávila, los Pereira y los Díaz.
Nos cuenta que la primera carretera se abrió en los años ´50 con la llegada de los Cartaya y aún así era una vía de tierra; los pocos vecinos que se aventuraban a vivir en la localidad, tenían que “amasar el barro”  para poder subir y bajar.  No fue sino hasta el año 77, que Doña Julia Castro hizo la petición del asfaltado.  Posteriormente Doña Julia, prometió a todos los habitantes que haría lo que fuera para conseguir el alumbrado público, tras la muerte de un niño del barrio y que habían tenido que velarlo sin luz, razón que bastó para que los habitantes se organizaron y la nombraron presidenta de la Junta de Vecinos tanto de Las Aguaditas junto al sector Gran Colombia, que para ese entonces se llamaba “Barrio Sin Ley”.  A los 8 días llegó la noticia que a los sectores le iban a poner servicio eléctrico.
  Anteriormente cuentan que de Guare-guare y Guare-guarito, subía la gente por el camino de mulas y traían sus difuntos por esa vía de barro y los enterraban en Carrizal.  También se dice que por ese camino transitaron los españoles y una leyenda cuenta que el realista Monteverde, enterró un cuantioso tesoro por esos lados.
Durante la administración del Dr. Said Raidán, se comenzó a mejorar la vía de acceso tras un estudio que reveló que era mejor hacerlas de concreto para que durara más, por la alta incidencia de agua.  Durante el gobierno de Arnaldo Arocha se comenzó la construcción de 2.5 Km. de vía, la cual llega hoy al final de la comunidad.
Antes la actividad pecuaria y agrícola era más intensa.  Los Cartaya sembraban papas, cebollín, cebolla, lechugas, naranjas, vainitas, criaban aves de corral y las vendían al igual que los huevos.  Hoy continúan con su trabajo pero a través de plantas ornamentales y flores.
Las Aguaditas se comunica con Gran Colombia y Barrio Bolívar.  Es una comunidad tranquila de buen clima y abundante fauna entre las que podemos mencionar: guacharacas, reinitas, paraulatas, rabipelados, zorros y hasta no hace mucho hubo venados y leones criollos.
Entre los personajes más queridos y respetados de la comunidad se encuentran: Vivián (ya fallecido), Doña Julia Castro (fallecida) y el señor Mario, dueño de la pollera.
Es una comunidad organizada en la cual ha habido aproximadamente 3 Presidentes de Asociación de Vecinos, hasta el momento en que se hizo ésta Reseña, en el año 2004 y tenía aproximadamente 80 casas, y una población aproximada de 450 personas.






lunes, 10 de agosto de 2015

Reseña Histórica de Barrialito (I). José Salas.

CRÓNICAS DE BARRIALITO

Fotografía Aérea de Barrialito.  Google Earth.
El sol era una llama de fuego al poniente contrastando con una alfombra oscura que penetraba en las oquedades del bosque en la hoyada.
Habían traído la mercancía consistente en esteras y sacos de carbón, algunos bultos de crisantemos y otros de azucenas. Ahora el trueque se hacía con pacas de papelón, maíz pilado y uno que otro encargo que hacían a mi mamá de una larga lista de necesidades para el campo. La cinta azul para el vestido blanco, el hilo negro para el pantalón y un par de alpargatas. Apertrechados con las cinchas, los burros cargados descendían por caminos de recuas.
María venia en un potro que mi abuelo le prestaba, mientras los hombres montaban en sendas mulas.
Antonio Hernández iba hacia Pipe, camino de Las Mayas, mientras mi abuelo regresaba a Barrialito. Juntos se hacían compañía por el mismo camino.
“Canta la guacharaca en la copa de un yagrumo”, decía Antonio Hernández, mientras mi abuelo replicaba “y el turpial le decía todos los tiempos son uno”. El canto era su filosofía. Estos arrieros vivían de la agricultura y dependían del tiempo para sembrar y cosechar los frutos con los que sostenían sus numerosas familias. 
El azahar brotaba de perfumados racimos de flores del paraíso. Y el acre de las majaguas les inspiraban cantos como el zumba que zumba: “Zumba que zumba que en Caracas estaba yo”, mientras Antonio Martínez replicaba:” Zumba que zumba cuando reventó el cañón”  y uniendo sus voces: “Zumba que zumba que palo que no florea, zumba que zumba no lo busca  cigarrón” y así culminaban en hiláricas carcajadas.
Ascendiendo hacia un paraje cercano a Vuelta Larga, el potro montado por María echaba un relincho que estremeció los nervios a los viajeros, el potro en veloz carrera levanto las patas para perseguir una burra en celos.
Las demás bestias en el desbarajuste votaron parte de la carga por el despeñadero.  Antonio Hernández dominó la bestia con un ágil salto, tomando las riendas del caballo y dándole tiempo a María para que descendiera.
María, hija mayor de Antonio y Sofía, por ser la que conocía las cuatros reglas siempre acompañaba a Antonio en todos sus negocios, llevaba las cuentas y anotaba los encargos.
Después de lo acontecido decidió cambiar a una mula para continuar el camino. Los desfiladeros de Hoyo del Infierno se veían desde la oscuridad. Siguieron bajando entre los caminos hasta llegar al pueblecito de Carrizal para dejar la carga y abrevar a las bestias.
En la bodega de Abreu compraron una botellita de aguardiente aromatizado para lidiar con el camino. La subida de los Morantes era toda aroma de flores; allí, entre  espesas sombras de los bucares cruzaron los cafetales de los Cordobés. Antonio Hernández sentía predilección por los cuentos de la sayona y cuentos de aparecidos que entre la oscuridad se hacían tan evidentes que parecía que se les vinieran  encima con sus lanzas, supuestamente eran animas de aquellos que murieron en la Guerra de Independencia. Movidos por la hora que presagiaba cambios fantasmales con el desbarajuste de los aguaitacaminos, que asustaba a las bestias y la espeluznante travesía entre matas de pomarrosa, penetraron en la pradera, y allí, en gruesos botalones amarraron las bestias; era un lugar para los viajeros.
Una ciénaga formada por cinco quebradas daba  nombre a este asentamiento llamado Barrialito; hasta allí llegaron juntos y se despidieron los tocayos (Antonio Hernández y Antonio Martínez).
Por la fila de los Budares siguió Antonio Hernández con sus mulas cargadas; por su parte Antonio Martínez descargaba las bestias y llegaba a su casa de bahareque ubicada en una loma desde donde se divisaba el área bañada por las cinco quebradas.
La quebrada de mi abuela “era un hilo de cristal que se filtraba sobre la espesura del bosque impregnando los verdes tablones de hortalizas que crecían en la vega de la vaca”.
Acurrucado en la greda veíamos a mi abuelo labrando la tierra. Durante los meses de julio y agosto disfrutábamos desgranando mazorcas de maíz y desparramando su dorada barba. Depositábamos mazorca tras mazorca en fardos de cocuiza. En la casa, el fogón aguardaba para cocer las mazorcas al rescoldo.  En casa se sacaban los dorados dientes de jojoto tierno con un afilado cuchillo en una batea de madera, luego era molido para elaborar las hallaquitas de maíz tierno, la exquisita mazamorra, crema fina con queso y canela que nos hacia agua la boca...
...Cargábamos canastos de zanahorias, repollo, remolachas y alcachofas, todas cultivadas en la vega de la vaca bajo el cuido de mi abuelo Antonio.
La quebrada de mi abuela se llamaba así debido a que en la cabecera se estableció mi bisabuelo cuando llego allá por el año 1919. Era una loma donde había una casa de bahareque y techo de paja la que luego fue ampliando para albergar su familia: 18 hijos.
Por la cabecera de esta quebrada quedaban los exiguos restos de una huerta, allí iba mi abuela a lavar el maíz remojado en cenizas para hacer  arepas de maíz pelado. Además en esta quebrada los vecinos buscaban agua para los oficios de las casas y lavar la ropa; sus hijos decidieron llamarla quebrada de mi abuela al igual que la vega de la vaca que recibió su nombre debido a que allí murió una vaca ahogada. Mi bisabuelo tenía a su cuidado la mencionada vaca para que pastara en las cercanías de la vega.
Mi bisabuelo Marcelino Alfaro era un negrito de pelo ensortijado. Viajo desde Ciudad Bolívar a Caracas por selvas y caminos huyendo de los rigores del servicio militar cuando Marcelino Torres era Gobernador de Bolívar y Cipriano Castro  Presidente de la República; se estableció en las haciendas de café de Macarao y las Adjuntas. Vino después a trabajar en un terreno cercano a Barrialito en una de las haciendas de Virgilio Biord. Le llamaron la atención las tierras bañadas por cinco quebradas y tanto le gustaron que juntó  dinero suficiente para comprar el terreno por mil bolívares. Por su parte mi abuela junto a María plantaron café cuyas matas traía mi abuelo Antonio cada semana de la hacienda de Macarao. Ese café llego a ser la mejor fuente de sustento de la familia.
“¡Encarnación, Encarnación!” Era mi abuela que avisaba la muerte de mi bisabuelo Marcelino, corría el año 1948. Así  avisaban con  gritos  a mi tío cachón (Encarnación). Ese mismo año llego mi papá Félix Alcántara al vecindario de Barrialito. Trabajaba en la bodega de Leonardo Díaz en San Antonio de Los Altos; mi papá conocía a Antonio Martínez quien también vino al velorio de mi bisabuelo Marcelino Alfaro.
Un flechazo de Cupido cautivo a mi padre al ver a mi madre María Alfaro. A partir de ese momento fue muy frecuente su visita; mi padre era jardinero y poeta y pasaba mucho tiempo cantando “Si la vida es un jardín las mujeres son las flores y yo que soy jardinero las corto de las mejores”. Al poco tiempo se casaron y tuvieron una prole de 14 hijos. Cuando comenzaron se fueron a vivir a Figueroa de donde era Félix y luego se mudaron a Barrialito, donde mi abuelo Antonio les ofreció terreno y lugar para trabajar; era un bosque espeso ladera abajo, mi abuelo señalaba la extensión del terreno lanzando una piedra para establecer el lindero “por allá por la quebrada que baja por el camino real, da la vuelta hasta llegar a la otra quebrada, de allí al árbol de aquel zamuro hasta la otra quebrada”; allí se establecieron y mi mamá le pagó a mi primo coco Domingo por matar siete tigras mariposa en un solo día; hicieron una casa grande de bahareque, muchas habitaciones, establecieron un cambural y una siembra gigante de ocumo que vendíamos en la vecindades cercanas.     
  Las  viviendas de la comunidad eran de bahareque y se armaban con uno o dos horcones de un árbol recto y los forraban con caña amarga, tara o maguey.
Siempre que se necesitaban varas acudíamos a la vega de caña amarga, de allí su nombre; cada vez que regresábamos de la vega de la vaca, veíamos al frondoso árbol de fruta de pan que en los meses de julio y agosto desparramaba sus frutos que nuestra madre recogía y sancochaba,  y nosotros lo saboreábamos con gusto.  










Reseña Comunidad Santa María, Km. 19, Carretera Panamericana.


BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA COMUNIDAD
“SANTA MARÍA”, KM. 19 CARRETERA PANAMERICANA




En los años ´70, el Decreto de Desconcentración Industrial dictado por el entonces Presidente de la República Dr. Rafael Caldera, desplazó numerosas industrias caraqueñas hacia los Altos Mirandinos, lo que produjo la migración de mano de obra y la perspectiva de numerosos nuevos empleos para muchos venezolanos.  Es así como procedente del Estado Zulia el ciudadano Pedro Pablo Polanco conjuntamente con su esposa la señora María Pastora Álvarez, llegaron a éstos lares en busca de una “nueva vida”.
Al arribar, buscaron un sitio donde construir una vivienda y después de caminar de un lado a otro por todos estos Altos y ceñir la mirada en tantos bordes de cerros, un poco más abajo del Km. 18, en sentido hacia los Teques, en la Carretera Panamericana encontró atractivo y oportuno un recodo, al lado de la Quebrada Santa María. Ésta Quebrada pertenece una de las microcuencas del municipio Carrizal, situada al oeste del Municipio, y circunda las vecindades de Los Cerritos; tiene sus afluencias o fuentes en las aguas El Cañaón, vuelta de los Yagrumos y Laguna de Los Patos.
El sitio era bastante  accidentado, sin embargo le pareció a Pedro el  propicio para continuar su vida de pareja y en ese rincón se instaló para luego mandar a buscar al Estado Zulia, al resto de su familia.
El primero que se vino de todos los hijos del señor Pedro Pablo, fue Delfín Álvarez  Chirinos, quien se enamoró literalmente del sitio y al igual que su padre, trajo a sus hijos Pedro José, Omaira, Eva, Francisco, Pastor y María, a residir en ese lugar, que luego llamaron Comunidad Santa María, en honor a la quebrada.
Los Álvarez Chirinos, como se apellidan, ha visto crecer allí a los integrantes de su familia que asciende aproximadamente a 100 personas, además de dos familias más que viven en el sitio y no pertenecen a su descendencia.
Desde que llegaron al sitio,  no han tenido, según testimonios de los habitantes, ningún tipo de ayuda gubernamental.  Todos los servicios que han conseguido se deben a diligencias personales y autogestión. No tienen bodegas, ambulatorios, ni ningún otro tipo de asistencia de salud o servicios.
Ha habido tres (3) eventos que tristemente han marcado a los habitantes de la comunidad: En el año 1983, viniendo de los Teques, fue atropellada al cruzar la panamericana, la señora María Irene Chirinos, esposa del señor Pedro, fundador de la comunidad, quien falleció posteriormente en el hospital. 
En el año 2000, fue también atropellada Luisa Chirinos con sus dos hijos Daysi y Wilder.  Falleció el varón Wilder en el accidente.
En el año 2008, perecieron también producto de arrollamiento, Jeyson y Delvis Ortiz, hijos de María Álvarez Chirinos, quien nos concedió ésta entrevista.
La comunidad cuenta aproximadamente con 15 viviendas, en mediano estado de conservación y espera la colaboración de entes municipales y gubernamentales para solventar la inmensa cantidad de problemas que le aquejan.



Biografía de Alexis Padilla Nuñez

BIOGRAFÍA DE ALEXIS PADILLA NUÑEZ


Alexis Padilla

Por el año de 1.941, llegaba a este pueblo, proveniente de la Guaira, el señor Pedro Padilla, su señora esposa Teresa Núñez de Padilla y siete hijos todos menores de edad. El segundo de esta prole era Alexis, que para este entonces contaba apenas de 10 años de edad, ya que había nacido un Diez de Abril de 1.931.
Dentro de los grandes problemas que atravesaban sus padres, más el desafía de ir a convivir con gente y clima extraños para ellos, no fue obstáculo para que poco a poco se fuera formando en él, y toda su familia, el empeño de radicarse definitivamente en este pueblo.
Alexis contaba con 17 años cuando murió su padre y comienza para él, un gran reto a la vida como encargado de toda la familia, a esa corta edad, y que para ese momento ya eran los hermanos y madre.
Esas dificultades no medraban su inquietud por los deportes, sobre todo hacia el Boxeo y el Béisbol, este último lo va a practicar con más empeño, siguiendo la línea de su padre Pedro, quien al llegar a este pueblo junto con varias personas aficionadas en esa época funda el primer equipo organizado de Béisbol, el Carrizal B.B.C 1943 y quienes lograrían muchos triunfos en los Campeonatos Distritales y en Los Terrenos de Corralito, la Mata y La Hoyada, así como en las poblaciones de Cúa, Charallave, Paracotos y San Francisco de Yare.
El campo de Corralito, citado anteriormente, era un terreno muy inclinado y con muchos obstáculos, pero era el único espacio suficientemente amplio para la práctica de esta deporte que se encontraba situando justamente en frente de la casa donde el murió.
Para esa fecha este Estadio no existía, ya que estos terrenos eran en parte una vega de sembradíos de café y hortalizas, y donde amarraban sus arreos de burros todos aquellos campesinos de los distintos vecindarios que vendrán a vender sus productos para trasladarlos a Caracas, donde se criaban y mataban cochinos y ganados, donde los muchachos volaban sus papagayos y jugaban trompo y metas, y los célebres palos ensebados y cochinos engrasados de las fiestas patronales, y donde también saldaban las cuentas pendientes a garrotazo limpio, las personas que tenían sus diferencias, por esas razones este era el “gran corralón” punto de concentración de aquel Carrizal rural ya desaparecido.
A comienzo de los años 50 y por iniciativa del Jefe Civil, Juan Morantes, se hicieron gestiones con los dueños de las bienhechurias existentes, se convirtió y se colocaron las primeras estructuras del Campo de Béisbol que a través de los años y con varias remodelaciones se convertiría en lo que es hoy, el Estadio “Alexis Padilla “y que ha servido y servirá para la formación deportiva y recreacional de campo abierto a varias generaciones de la población.
Alexis vivió esa época y le pregonaba constantemente con orgullo, porque junto con los que hoy le hacemos este homenaje, trabajamos, machete y escardilla en mano para mantenerlo y limpiarlo, porque pocas veces el organismo encargado de éste no tenía el presupuesto para su mantenimiento.
Para éstos tiempos, entre los años 50 y 60, jugaba el zurdo Padilla para el “Cooperativa Star”, juego pasaría al equipo “Guaicaipuro” de los Teques del (equipo de su vida), también actuó con algunos equipos de Caracas y La Guaira, donde cosechó una buena cantidad de triunfos, también representó El Distrito Guaicaipuro y al Estado Miranda en campeonatos Nacionales. Ya sus últimas actividades como jugador en el campo lo efectuó con el equipo “los mochos” entre los años 80 y 90.
Es una lástima que el Béisbol tequeño se lleven los récords, ya que éste hombre como lanzador, que fue su posición favorita, se cree fue el que más juegos ganó y el que más bateadores abanicó, ya que poseía una velocidad impresionante que rondaba las 90 millas.
Entre sus hazañas se recuerdan particularmente los 20 ponches que propinó en un juego en Caracas en el año 1.954 contra el equipo “Chapellín”, en un Campeonato Inter-Obrero. También cuando lanzó dos partidos en un mismo día en el Estadio Guaicaipuro de Los Teques. Luego regresó a Carrizal para hacerse a cargo del equipo como manager y jugador de equipos. Fue un hombre de una exigente disciplina, ya que pensaba que allí estaba la clave del éxito.
Después de su largo trajinar por diversos campos deportivos como jugador activo, se dedicó a la enseñanza y preparación de atletas, sobre todo de las categorías menores donde puso todos sus conocimientos y dedicación para ganar varios campeonatos con la divisas de Carrizal.
Su nombre fue tomando en cuenta en el año 1.990 para formar parte como Técnico del equipo de Béisbol que representó a Venezuela en el campeonato Mundial en la Ciudad de México.
Fue un hombre de carácter recio, pero de una bondad y solidaridad a toda prueba, su personalidad infundía respeto a todos los que lo conocían y tuvieron la suerte de tratarlo, su amistad no tenía límites y siempre estaba dispuesto a tenderle la mano a quien lo necesitara sin escatimar esfuerzo alguno. Seguros estamos que su imagen vivirá siempre en la memoria de todos los que lo conocimos, su ejemplo servirá de guía a los jóvenes deportistas que de aquí surjan.   
El 14 de Febrero de 1.991, el Alcalde José Luís Rodríguez y la Cámara en pleno, por unanimidad, deciden reconocer en vida esta trayectoria fructífera y llena de logros, y es así como se dispone identificar el antiguo Estadio “Vidal López”, con el nombre de “Alexis Padilla”, hecho éste que lleno de júbilo y orgullo a toda la comunidad.
El Tuerto Padilla, el Zurdo Padilla, murió el 23 de Septiembre de 1.992 y al año siguiente exactamente el 24 de Septiembre de 1.993, fue reinaugurado el estadio que honra su nombre, para beneficio de la colectividad de Carrizal, con las innovaciones que hoy todos disfrutamos.         


Tomado de: www.carrizal-miranda.gob.ve