viernes, 27 de marzo de 2015

Don Lucio Ochoa.


Conversación con 
Don Lucio Ochoa


            Don Lucio Ochoa, un mirandino de pura cepa, nació en las Minas (San Antonio de los Altos), el día 13 de Diciembre del año 1919, hijo de Exaltación Ochoa y Antonia Acosta de Ochoa.   Casado con Doña Apolina González de Ochoa, y de esa unión nacieron siete  hijos.
            Cuenta Don Lucio, que cuando conoció Carrizal, tenía 12 años y el pueblo tenía una sola calle que era de tierra;  en esa época comenzó la construcción de la iglesia, cuyas paredes  se hicieron de pura tierra, adobe y piedra;  al frente de la misma había una especie de torre de tierra la cual fueron banqueando los hombres del pueblo, trabajo que hacían conjuntamente con las mujeres, cuya misión era la de buscar el agua en el río Los Pozotes, que nace en la Yerbabuena y baja por todo Carrizal y cae en Montaña Alta;  ellas se encargaban de amasar la tierra con el agua, con el objeto de hacer los bloques de tierra con que está edificada la iglesia;  el  líquido del río, además les servía para beber, lavar la ropa y cocinar.   La madera para la edificación la traían desde Cañaon, (hoy Las Aguaditas), y era trasladada en mulas, caballos, burros y en los hombros de los trabajadores que eran en su totalidad habitantes del pueblo.  Como la iglesia estaba en construcción, la misa la hacían habitualmente en la casa de las Velutini, que servía de lugar de oración para las muy pocas familias residentes, entre las cuales puede recordar a los Matamoros, los González, los Guárate y otras que se escapan de su memoria.  Poco antes de culminar la iglesia, se incorporó a la parroquia, el padre Pérez de León, hijo ilustre de Carrizal.
            Muchos de los alimentos que se consumía en el pueblo, provenían de algunas familias como la de Lucio Ochoa, quienes tenían  haciendas  en las cuales cultivaban papas, apio, ocumo y otras verduras y eran vendidas a los habitantes del pueblo, también en los Teques y hasta en Caracas. Además existían algunas bodegas pertenecientes a los Guárate y a los Matamoros, en las cuales eran adquiridos otros insumos para el sustento diario.
            El transporte hacia los sitios aledaños a Carrizal, como los Teques, San Diego, San José y San Antonio, eran efectuados por varias camionetas que cubrían esa ruta y cuyo precio era 0,50  Bs. por puesto.
            Nuestro interlocutor, el señor Lucio Ochoa nos relató que es profundo devoto de la Virgen del Carmen y hace aproximadamente 18 años está encargado de hacer la fiesta en su honor, por lo que todos los años se efectúan los oficios religiosos y procesión contribuyendo así a la perpetuación de nuestros arraigos religiosos y folklóricos.
            Es para nosotros el equipo de la Oficina del Cronista Municipal, un inmenso placer de haber participado en esta conversación con tan insigne ciudadano, el cual es un ejemplo de perseverancia, de honradez, de sabiduría, de devoción, de apego a sus mas profundas creencias y de respeto y amor por el municipio que le vio crecer conjuntamente con su familia y descendencia y por lo cual le fue otorgada el 24 de junio del año 2002, la Orden Monseñor Rafael Pérez León.
               Infortunadamente, Don Lucio, Alteño verdadero, nacido y criado bañándose en las aguas de las quebradas y riachuelos que riegan a estos predios, junto a los verdes parajes solitarios de la fila montañosa de Santa María, dejó de existir el día 02 de septiembre del año 2009, este fabuloso hombre de pueblo que tantas alegrías le proporcionó y aportes, supo dar a los habitantes del pueblo y la feligresía de Carrizal.






 

Uquira o Urquía. Esposa de Guaicaipuro.


UQUIRA

            Fue Uquira la esposa más joven de Guaicaipuro.  Valiente jovencita de estirpe caribe, posiblemente proveniente de los Cumanagotos, tribu oriental aguerrida, con quienes Guaicaipuro mantenía fluidas comunicaciones. 
            De acuerdo a las crónicas revisadas, se trataba de la esposa preferida del líder, quién la mimaba con presentes de frutas, pieles, plumas, flores, semillas y colorantes. 
Uquira se une a Guaicaipuro en momentos de la juventud de éste, mientras que ella era una jovencita adolescente.  Las otras esposas la respetaban porque era una mujer tan aguda como inteligente, rápida de mente y hábil en el combate, al cual no rehuía.
Se cuenta que participó en varios combates para detener a los españoles en su intento de conquistar los Altos.  Era de belleza especial y más de un invasor pagó con su vida la osadía de intento de violación en su contra.
Cuentan algunos cronistas que al momento del ataque a Guaicaipuro para darle muerte, Uquira intentó avanzar desarmada hasta el escenario  de la pelea, para morir con su amado jefe y esposo.
Una leyenda asegura que ella cayó en manos de los españoles y prisionera la condujeron junto con otras indígenas a Caracas, de donde huyó cuando los partidarios de Guaicaipuro atacaron a sus carceleros.
Algunos historiadores opinan que ante la muerte heroica de Guicaipuro optó por suicidarse.  Otros no mencionan con certeza lo que ocurrió con ella luego que Epoima y otros caciques  la rescataran y la escondieran en un lugar secreto.
Se menciona su desaparición como un misterio; la imaginería popular y el pensamiento mágico-religioso la trasmutan en un paují copete de piedra o pava de monte.
Cautiva la lectura de la vida de Uquira la cual discurre entre la belleza autóctona, la picardía femenina, inteligencia y profundidad de pensamiento, lo cual honra la mujer venezolana.  Por tal motivo recomiendo el nombre de Uquira para nominar el nuevo pre-escolar “Simoncito” en la comunidad Gran Colombia de Carrizal.

GUAICAIPURO Y UQUIRA

“La primera vez que la vi  fue en el momento de ascender a Cacique. ¿Me miró con esperanzas o la vi con deseos?  ¿Mi sangre marcho entonces como torrente de lava, encendiendo una pasión de tigre o de palomas en arrullo.  Sus ojos candentes eran como brazas que traían agonía al verme. Yo le veía los senos revolotear entre la brisa y la hojarasca. Un ardor broto en mi carne y fui tras la sombra de abultadas caderas que abrían la oscuridad. Exaltaban la lujuria y traían pasión con fuertes palpitos del corazón. Nos amamos bajo la luna. Nos amamos bajo el sol. Con la llegada de ese tal Diego de Losada nuestro amor vive en la desesperación. La muerte ronda. Las lágrimas abundan. Pero Urquia es de seda y es de pasión, en las caricias y en sus miradas. Y con su inteligencia aguda la estrategia es precisa: tengo que vencerlo”

UQUIRA IRREDUCTIBLE

Hace pocos días mientras Epoima  y sus capitanes cazaban y buscaban raíces y tubérculos silvestres, los peninsulares al mando de Francisco de Maldonado, tomaron el poblado de Cuguaime. Raptaron las mujeres y hasta los niños de pecho. Dentro de las mujeres raptadas estaba Uquira. Admirado Maldonado por su belleza   la ato fuertemente a las otras mujeres, no sin antes emplearse a fondo para contener la fiera defensa de Uquira, con forcejeos, dentelladas y varios intentos de huida. Al regreso de Epoima los ancianos y niños que lograron escapar a la agresión, contaron los sucesos al cacique. De inmediato Epoima organizó el rescate. Varias incursiones al sitio de reclusión  no dieron fruto, por la cerrada vigilancia de sus carceleros.. Cuenta la leyenda que mientras estuvo cautiva no comió ni bebió. Siempre tratando de escapar. Epoima y sus valientes también cayeron ante la emboscada de los peninsulares. En una noche de torrenciales aguaceros el cacique Caguáime con su  gente de confianza atacó el sitio de reclusión,  mataron a los guardianes y rescataron a Uquira  y las otras damas y niños. Caguaime fue astuto y escondió a Uquira en un lugar donde no llegaron los españoles. La mantuvo escondida durante meses. Frustrados los esfuerzos de los invasores por recapturar a Uquira decidieron atacar a Caguàime y sus capitanes. En una cobarde emboscada mataron al cacique y buena parte de sus aguerridos. A una de las esposas de Guaicaipuro la torturaron hasta que lograron saber el sitio del escondite. La obligaron a llevarlos al lugar donde estaba Uquira quien al escuchar voces extrañas decidió encumbrarse en las profundidades de la cueva donde no pudieron llegar los secuestradores.  En su lugar encontraron a una pava de monte o paují copete de piedra. Creyeron que Uquira se había trasformado en esa ave hermosa. Nunca más se supo de ella.  Nadie sabe si logró escapar para siempre o si murió en  el intento.  La imagineria popular considera que Uquira invocó un acto mágico para su transformación en ave excepcional, de nuestra floresta.


BIBLIOGRAFÍA
·         Serradas, Luís Adrián, Laydera V., Aníbal, Mora V., Marcelino, Rojas Gisela. Documentos Fundamentales de Carrizal, 1999.
·         MacPherson, Velasco.  Diccionario del Estado Miranda 1989.
·         Febres Cordero, Rafael M., El hermano Nectario María, 1989.
·         Laydera Villalobos, Aníbal.  Evolución de los Teques. 1987.
·         Rivero, Emilsen. (Poeta). Material de Internet