miércoles, 25 de noviembre de 2015

Testimonios Orales (José Cupertino Castro)

TESTIMONIOS ORALES

JOSÉ CUPERTINO CASTRO



Es sumamente agradable, cuando conversamos con aquellos emblemáticos personajes del pueblo de Carrizal.
Recuerdo que en el año 2007, tuvimos la oportunidad de entrevistar al ciudadano José Cupertino Castro, quién nació en “La Mata Abajo”, lo que hoy es Las Aguaditas, el día 18 de septiembre de 1936 y en ese entonces contaba con setenta y un (71) años viviendo en nuestro municipio y conoce completamente las transformaciones que ha dado.
José Cupertino, es hijo de Catalina Castro quien nació en Guaremal y de José González Delgado, quien nació en san Pedro en el año de 1872; ya casados llegaron a nuestro municipio aproximadamente en el año 1900 a través de la quebrada Santa María y aquí se instalaron.
En ese entonces había pocas familias en Carrizal y por no tener sitio donde vivir, arrendaron al señor Jacobo Campagna, dueño de los terrenos de las Aguaditas, un terreno por el cual tendrían que pagar la cantidad anual de 100 kilogramos de maíz.
Allí se instalaron y se sostenían con la siembra de maíz, quinchoncho, yuca, ñame, ocumo, cambures y algo de café, con los que cancelaban la renta anual; el resto lo vendían en las pulperías existentes en el municipio: la de Clemente que quedaba en el sitio donde funciona hoy la Jefatura Civil, la de Nicasio Ochoa en la entrada del Estadium y la de Juan González en los Malabares.
En ese entonces ya existían la iglesia y la plaza Bolívar; las familias que más recuerda son a los Ávila en la “Mata Abajo” (las Aguaditas), en la calle Sucre vivía “Adolfo”, en Barola los Luongo, en el Casco Los Matamoros y los Peña, familia de la cual pertenecían “Panchito” y “El Cámara” Luís Peña, quien era todo un personaje en el municipio debida a sus muchas anécdotas y chistes.
En el año 1965 decidió subir un poco más hacia el naciente pueblo por cuanto ya llegaban los servicios públicos más necesarios como la electricidad, por lo que decidió mudarse de las Aguaditas a la zona de la Plaza Las Américas.
Estando allí se casó y de su unión procreó 9 hijos todos nacidos en casa de los González. Vivían también allí y son fundadores de Las Américas, los Ochoa y los Belisario.
Debido al crecimiento poblacional, la quebrada Carrizal fue embaulada por la vialidad y las casas que se empezaron a construir en el sector, por lo que tuvieron que empezar a construir la red de aguas blancas desde los pozotes, con un taladro que llevó el entonces I.N.O.S.
En aquellos años en las festividades religiosas del municipio la calle principal se convertía en una inmensa manga de coleo que hacia la gente del pueblo con bambúes, entre el monte que cubría desde la ferretería “La Ruina” hasta donde está hoy la ferretería “Tenampa” (subida de la iglesia).
La fiesta era todo un evento. Los muchachos corrían de un lado a otro delante de los toros, mientras otros los perseguían. Las chicas del pueblo se ponían sus mejores atuendos y desfilaban de arriba abajo, mientras que los mozalbetes las piropeaban y cortejaban brindándoles dulces y helados. Era el sitio de encuentro por excelencia. Luego estas fiestas fueron mudadas para la Calle Las Industrias y posteriormente a la Yerbabuena.
 El clima, nos comenta el señor Supertino, era exquisito. Había mucha neblina y había semanas que ni quisiera se veía la luz del sol.
Un día, relató, yendo al topo “La Bandera” (actualmente La Cruz en Brisas de Oriente), y entre el monte y curvas que surcaban el camino, al llegar a la cima, vio una especie de fantasma que venía “volando en el aire”, lo que le hizo correr por largo rato, desesperado y sin parar.
Recuerda con nostalgia que todos los días Panamericanos, el 14 de abril, en la Plaza Las Américas se ponían banderas de todos los países, actividad que estuvo dirigida por el extinto prof. Palacios.

¡Desde aquí, larga vida al Sr. José Cupertino Castro, gran Carrizaleño!