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ebemos comenzar este boceto establecido tres limitantes o fronteras históricas: para unos los pueblos viven en cotidianidad alegre y tranquila; para otros, viven por vivir y nada los perturba ni alarma, y para un sector o terceros, la existencia plural o general, constituye movimiento, actividades sostenidas, angustias, anhelos, aspiraciones y luchas; la vida para tales estudiosos es lucha y conflicto permanente. El suscrito, milita en las filas del activismo y la motivación continuada necesaria y requerida para avanzar o para subsistir o simplemente para sobrevivir.
Fundamentado en los postulados antes indicados convine referir que Carrizal hasta la creación definitiva del Estado Miranda perteneció a la Provincia de Caracas; después al Distrito Federal, Luego al Estado Guzmán Blanco; en 1881 al Gran estado Miranda, Sección Bolívar al Estado Caracas y de nuevo al Distrito Federal hasta 1909, año en que pasó a formar parte del hoy Estado Miranda creado en 1900, durante el gobierno del general Cipriano Castro; por tanto en los años de la Guerra Magna tuvo que soportar los ultrajes, atropellos, confiscaciones y rapiña de los segundones del Mariscal de Campo Fernando Miyares y González o los ambiciosos a usurpadores de su alta investidura, tales como Domingo de Monteverde, natural de La Laguna, de las Islas canarias, y de sus cómplices más íntimos, como en los casos de Juan de Tiscar y Manuel de Fierro (Tiscar y Fierro más que Moxó) quienes azotaron a Carrizal y otros pueblos cercanos en los años 1812 y 1813.
Con la llegada del pacificador Mariscal de Campo Pablo Morillo, sus allegados colocados en el gobierno interino de la Capitanía General, Moxó resultó el más nefasto, en su calidad de presidente de la Junta de Secuestro, y más tarde como Capitán General.
Con esos monstruos al frente de Venezuela, sufrieron ricos y pobres, pero los humildes fueron lo más furiosamente golpeados debido a que les robaban sus pocos bienes, dejándolos en la miseria plena. En Carrizal les quitaban sus vacas, caballos, puercos, gallinas, comida y reclutaban a los muchachos de los diez a los quince años, quienes eran expuestos a la muerte en los caminos y en las trincheras de la Subida de las Cocuizas (camino de los Valles de Aragua a Caracas y de Caracas a La Guaira, por la antigua recua del Ávila), pero las víctimas en respuesta, abandonaban en las noches los Puestos de Tropa y regresaban a sus pueblos, ocultándose en los montes al aviso de nuevas reclutas o actos vandálicos. Hay muchas quejas de los realistas en centenares de documentos que muy pocas veces han llegado a estudiantes y a los amantes de la historia.
Por: Aníbal Laydera Villalobos