martes, 30 de junio de 2015

Los Altos Mirandinos (IV)

LOS ALTOS MIRANDINOS (IV)

A los Altos Mirandinos se puede accesar por la Carretera Panamericana, la Vía del Embalse la Mariposa, la Carretera San Diego - San Antonio, La Carretera Vieja Caracas - Los Teques y la Autopista Regional del Centro vía Tejerías.
Se encuentra ubicada un territorio de aproximadamente 7.950 km², los cuales cobijan a casi dos millones y medio de habitantes. Esta región, junto con el Distrito Capital, conforman la región Capital, la cual constituye el primer polo urbano, manufacturero, financiero y comercial del país. Sus paisajes geográficos son de gran diversidad, observando al norte del Estado Miranda el dominio de la cordillera de la costa, hacia el este se extienden las tierras de Barlovento y hacia el oeste se levantan las montañas de Los Teques.

La vegetación característica es apreciada a través de tres categorías, las cuales son: bosques tropófitos sub-húmedos mencionado anteriormente, bosques semideciduos y bosques medio altos con alturas superiores de 3 m, este tipo de bosque se asemeja a la selva tropical. Por su parte, en lo que respecta a las estaciones secas que contempla esta región, los bosques son hostigados por quemas realizadas por los mismos habitantes de la zona y son de tipo prácticas agrícolas. También hay presencia de zonas exentas de vegetación para dar uso urbano.
La hidrografía de la zona se encuentra representada por el río San Pedro, el cual es catalogado como el río principal en esta zona, en sus cabeceras es limpio y frío y se encuentran ubicadas en las zonas montañosas aproximadamente a 1700 m s.n.m. en el Parque Macarao. Como río secundario de esta zona es el Río El Jarillo, este tiene sus cabeceras ubicadas un poco más altas que las del Río San Pedro a 2200 m s.n.m. en el cerro El Palmar. El Municipio Carrizal tiene la quebrada Santa María, la quebrada La Rinconada y la quebrada Yagrumo como principales cursos de aguas. El patrón de drenaje es de tipo dendrítico y pseudo- rectilíneo y las quebradas se caracterizan por ser de márgenes estrechas y en forma de “V”. A su vez, se observan saltos y cascadas producto de la topografía resaltante.
En cuanto al crecimiento y desarrollo de los Altos Mirandinos, es necesario diferenciar entre dos tipos de situaciones urbanas y sus condiciones: aquellas que conllevan al crecimiento de una ciudad y aquellas que conllevan a su desarrollo. Pocas veces ambas situaciones pueden considerarse como parte de un mismo proceso. El crecimiento de las urbes se relaciona básicamente con el aumento de sus áreas urbanas y a la densificación poblacional, es decir, mientras más se expande el perímetro urbano de una ciudad y se eleva su tasa poblacional se entiende que esta está creciendo, lo que aumenta también las necesidades y requerimientos de sus residentes en todos los aspectos de su vida: vivienda, empleo, servicios públicos, vialidad, transporte, servicios complementarios, etc., el crecimiento puede no darse de forma equilibrada y sin un criterio urbanístico o plan de progreso, por lo cual la urbe crece sin desarrollarse cónsonamente.

La acepción general para las urbes alteñas,  es que crecen sin seguir un plan de desarrollo o un plan rector, que en el caso venezolano lo representan los planes de ordenamiento territorial y los planes de ordenamiento urbano. El desarrollo de las urbes se condiciona por diversos factores de tipo social y natural, que deben manejarse con un criterio racional que permita el equilibrio entre la disponibilidad de los recursos, los servicios procurados, el uso adecuado de los espacios territoriales, el aumento de la tasa poblacional y la expansión de los perímetros urbanos. Entre los factores sociales pueden considerarse importantes catalizadores del crecimiento la disponibilidad de viviendas y de empleos. Entre los factores naturales, las características físicas y morfológicas del espacio territorial, los recursos disponibles y los procesos dinámicos (también constituyen catalizadores del crecimiento), pueden definir en conjunto el uso idóneo para cada espacio y las restricciones en el uso de los mismos.




Los Altos Mirandinos (III)

LOS ALTOS MIRANDINOS (III)


Por su parte, Los Teques formaban parte de una encomienda y los territorios conquistados de la zona que actualmente comprende el municipio Guaicaipuro, se le asignaron a Andrés González, compañero de Francisco Fajardo y Francisco Tostado de la Peña. Luego pasaron al Capitán Juan de Ascanio y a Correa de Benavides, la tradición de la propiedad continuo con Diego de Miquilena quien vendió en 1684 a Doña Melchora Ana Tovar Ibáñez, viuda del Capitán Juan de Ascanio.
Plaza Bolivar de Los Teques
Plaza Bolívar de los Teques
Posteriormente, estas mismas tierras eran patrimonio de Juan de Ascanio y Correa de Benavides y para finales de ese siglo, eran propiedad de Diego de Miquilena. A partir del año 1772, los habitantes españoles de San Pedro de Los Altos (aledaño a Los Teques) se trasladaron  progresivamente a un caserío que contaba con tan solo 99 habitantes, fundándose luego como la ciudad de Los Teques en  octubre de 1777, por el Obispo Mariano Martí  de visita pastoral, en memoria de los Indios Teque.
Carrizal, no escapa a la hermandad, similitud histórico-cultural y ubicación  de los municipios aledaños Guaicaipuro, San Diego y San Antonio de los Altos.
Originalmente fue una Encomienda otorgada a Pedro Matheos por el Capitán Don Diego de Losada, el 5 de marzo de 1568, la cual fue abandonada, y ejerciendo el Capitán Don Juan de Guevara en Caracas y sus contornos, luego  adjudico tres años después la misma encomienda (3-2-1571) a Andrés González. Cuando asumió Francisco de Calderón como teniente de Gobernador, asignó a Ambrosio Hernández la misma encomienda que pertenecía a González, pero Hernández también la abandonó y el 27 de octubre de 1572, Calderón la cedió a Cristóbal Cobos, tales medidas tomadas en contra de González provocaron un largo pleito, querella que ganó finalmente González. La encomienda abarcaba una extensa porción de Los Altos de Guaicaipuro. La encomienda concedida a Pedro Matheos y posteriormente a Andrés González tuvieron por encomiendas limítrofes a las que se indican a continuación: Las del Cacique Pacuare, asignada a Marcos Gómez de Cascajales, las del cacique Curutaima, dada a Agustin de Ancona, la del cacique Epoima entregada a Francisco Román (Epoima representó en su condición de cacique independiente y aliado incondicional de Guaicaipuro, las Cumbres de Carrizal y sus cuevas más secretas), la del Cacique Querequepano concedida al maestre Francisco, la del cacique Aguaramare dada a Francisco Maldonado y la encomienda del cacique Piaquina entregada a Hernando de la Cerda. Una hija de Andrés González, a raíz de la muerte del encomendero, hizo permuta a Blas Correa de Benavides, a cambio de una gran porción de terreno en la región de Los Teques, por bienes en Caracas.
A principios del año 1690 una extensa parte de esta encomienda estaba en el legítimo poder del Capitán Diego de Miquilena, luego adquirida en 1694 por doña Melchorana de Tovar y Báñez.
En su devenir histórico, la Parroquialidad de Carrizal, es resultante de una coordinación de esfuerzos ocupó la atención de los carrizaleños, que no fueron más, que las gestiones que se iniciaron en los mismos instantes de los asentamientos o caseríos, diseminados en lo que se llamó Los Altos de Guaicaipuro;  en los primeros tiempos de la Colonia eran nombrados Altos de Caracas y hoy se les denomina Altos Mirandinos.
 Esas comunidades de españoles (españoles y canarios), indios (aborígenes), negros esclavizados (africanos o hijos de los mismos) y pardos en general, ocupaban su tiempo en la agricultura y un poco en la ganadería, pero manifestaban preocupación esencial a su fe Cristiana, inquietudes que motorizaban en su afán de lograr un sacerdote para los momentos supremos de los servicios inherentes a su religiosidad. Esa emotividad se acrecentó la Fundación en mayo de 1683 del pueblo de San Antonio de los Altos .
Con la erección de la parroquia San Felipe Neri de Los Teques, los pueblos de Corozal, San Antonio, San Pedro y Carrizal, quedaron bajo la feligresía del nuevo curato. Iniciada la Guerra de la Independencia con la declaración del 5 de julio de 1811, volvieron los carrizaleños a dar prueba de su perseverancia al solicitar al Obispo una Capellanía para dar satisfacción a los sacramentos que profesaban, dado a que ellos tenían que ir caminando o a lomo de mula a San Antonio o a Macarao para los oficios religiosos.
Para evitar tales peregrinaciones y resueltos a tener una parroquia eclesiástica propia, los vecinos de Carrizal, comenzaron la construcción de una capilla que terminaron a mediados del año 1812, la cual bautizaron con el nombre de Capilla de la Virgen del Carmen.

Entre los constructores de la capilla, habría un joven fogoso y preocupado por el bienestar de sus coterráneos, llamado José Manuel Álvarez, quien por el testimonios que nos ha dejado de su vida y por los frutos que de él hemos conocido, fue uno de los personajes precursores y  gran filántropo de lo que significa para nosotros hoy el pueblo de las flores, Carrizal.
El muchacho fue creciendo y trabajó con mucha fuerza y amor por su terruño, preocupado por las carencias que tenía su gente, por lo que laboraba todos los días con más fuerza pues algo grande tenía en mente.   Se hizo mayordomo de las tierras de Rosalía Madriz, descendiente de un terrateniente de nombre Fernando de Ascanio y Monasterio, quien debido a su poder económico, ostentaba el título nobiliario de Conde de la Granja. No obstante, derrotados los españoles en la Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821, quedaron eliminados todos los privilegios de la nobleza.  Rosalía Madriz quien poseía un inmenso predio al naciente del pueblo de Los Teques, cedió por deudas y vendió además, una extensa parte de sus tierras a José Manuel Álvarez, aquel preocupado nativo de Carrizal, quien como estaba compenetrado con las necesidades de vivienda y educación de sus paisanos,  “convencido de la rusticidad con que se criaban los jóvenes del pueblo “, decidió DONAR un amplio espacio de sus propiedades con dos finalidades: la primera para la creación y sostenimiento de una escuela en razón del estado de ignorancia en que vivían los muchachos de la comarca y la segunda para el trabajo agrícola que generaría bienestar personal.
Este generoso acto del día 12 de febrero de Mil Ochocientos Veintisiete (1827), del acertadamente llamado “Filántropo de Carrizal”, Don José Manuel Álvarez, es sin duda alguna la colocación de la primera piedra de la educación y la cultura del municipio y la primera contribución de persona alguna para que los niños del municipio aprendieran a leer y escribir. Aprendieran las bases de un oficio y se pudieran defender de los atropellos que desde los tiempos de la colonización y la conquista, venían sufriendo los habitantes del país y de este suelo.

Los Altos Mirandinos (II)

LOS ALTOS MIRANDINOS (II)




Estos asentamientos alteños, están íntimamente relacionadas tanto por su ubicación como por su historia, en virtud  que durante de la época de los años 1560 aproximadamente, la penetración europea tomó por asalto la zona centro norte de Venezuela, en busca de la explotación de minas de Oro que fueron descubiertas por Pedro de Miranda y un grupo de colonizadores, quienes para su infortunio encontraron la férrea resistencia de muchos indígenas que formaban grupos independientes con sus jefes propios o caciques. El principal de estos grupos era el de Guacaipuro, cuyo asiento era Suruapo o Suruapay, situado en el actual San José de los Altos; muchos historiadores afirman que el paladín falleció un 05 de noviembre de 1568, cuando  en su intento de apoderarse de Caracas, el conquistador Diego de Losada ordenó su captura, y los soldados del jefe español intentaron entrar en su vivienda, pero el gran guerrero, lanza y espada en manos, se los impidió. Entonces, y para rendirlo, Losada ordenó prender fuego a la casa. El valiente jefe indio al ver que la muerte era inevitable, antes de humillarse a los invasores y mostrar cobardía ante su pueblo, optó por la manera más honrosa y  pereció entre llamas y disparos de mosquetes en su choza.
En éste documento, nos referiremos exclusivamente a algunos aspectos relacionados con las fundaciones e interacciones existentes entre los municipios San Diego, San Antonio, Guaicaipuro y Carrizal. 
A tales efectos, 50 años después de la muerte de Guaicaipuro, se funda la Ciudad de San Diego de los Altos en 1620; los fundadores, en su mayoría eran de origen español peninsular de los que vinieron con Diego de Losada, quizás de allí se derive su nombre en memoria del capitán fundador de Caracas. La población inicial de San Diego de Los Altos estaba muy dispersa en esa variadísima geografía. Aun hoy San Diego es un poblado distribuido a lo largo de muchas hectáreas en un eje de filas montañosas, lo que en cierto modo ha impedido la conformación de una población más compacta definida como ciudad. Sigue siendo un puente entre Caracas y los altos.
Iglesia de San Antonio.  Tomada de la cima 967 fm
Posteriormente, la población de San Antonio de Medinaceli, mejor conocida como San Antonio de Los Altos, fue fundada el 1° de mayo de 1683. Es la segunda población más vieja de los Altos Mirandinos. Tuvo dos fundadores: uno oficial, aunque sólo en el papel, que fue Don Diego de Melo Maldonado, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela; el otro, el fundador real y efectivo, fue Don Juan Mijares de Solórzano y Monasterios, 1er. Marques de Mijares, quien en el año 1692 donó un lote de tierras a cuarenta familias inmigrantes provenientes de las Islas Canarias de España para que las cultivaran y vivieran en ellas.
Estos primeros pobladores, de lo que posteriormente se constituyó como el pueblo de San Antonio de Los Altos, se dedicaron a las labores de agricultura, y a través de su trabajo y esfuerzo construyeron las bases sobre las que hoy se cimienta el municipio Los Salias.

Los Altos Mirandinos (I)

LOS ALTOS MIRANDINOS (I)



Se trata de una zona montañosa, cuyas cumbres pueden alcanzar entre 1200 y 1400 metros sobre el nivel del mar, ubicados al Oeste del Estado Bolivariano de Miranda, a unos 30 minutos aproximadamente de Caracas y están compuestos  por las siguientes poblaciones: El Jarillo, San Pedro de los Altos, Los Teques, Carrizal, San Antonio, San Diego y San José.
Son elevaciones colaterales de la Cordillera de la Costa de origen mesozoico, compuesto por rocas metamórficas de las formaciones Las Mercedes, Las Brisas y el basamento de Sebastapol. En las Mercedes abundan los esquistos micáceos calcáreos. En la formación de Las Brisas encontramos filitas y pizarras alternando con esquistos bióticos y granotíferos, lo cual indica un metamorfismo de mediano a intenso.


Todo el paquete rocoso mencionado está ampliamente fracturado y percalado por inyecciones de calizas caleicomagnésicas. Es precisamente donde las aguas subterráneas y superficiales hacen su trabajo de disolver el mineral calcáreo creando cavidades de extraordinaria belleza las cuales en veces son de grandes dimensiones.
Se han ubicado muchísimas cuevas en el área de los Altos Mirandinos. Se sabe que en Los Teques y Caracas utilizaban éstas cuevas con fines de protección y escondites. Por supuesto no falta quien le atribuye “poderes mágicos”, ante la belleza que ofrecen a la mirada escrutadora de los visitantes.
Los Altos Mirandinos, es un sector privilegiado por su clima. Es un poblado localizado entre montañas, quebradas y manantiales en una zona ampliamente fracturada por fallas geológicas, ubicado al noroeste del Estado Miranda, entre Los Teques y San Antonio de los Altos.
Es un entorno de microclima templado, con temperaturas mínimas promedio de 15°C y 27°C de temperaturas máximas promedio. Pluviosidad abundante con más de 1.200 mm en el período lluvioso (mayo a noviembre) y escasa ó esporádica en el periodo de sequía (diciembre a abril).
El relieve es bastante accidentado. Geológicamente las rocas del lugar están muy fracturadas y metereorizadas. Se trata de esquistos arcillo-pizarrosos grafitosos, de foliación prominente de la formación Las Mercedes y la formación Las Brisas (Grupo Caracas). Geomorfológicamente, la superficie se encuentra muy desgastada por la alta erosión. Presencia de muchos manantiales, ríos, quebradas y microcuencas.
Los Altos Mirandinos, tienen la alta propiedad de disponer de un nivel freático muy activo. Poseemos decenas de acuíferos, algunos de ellos ya industrializados. En el aspecto minero, tenemos presencia de oro en sus minas aparentemente agotadas.

lunes, 29 de junio de 2015

Un sabio y un santo llamado San Juan

UN SABIO Y UN SANTO LLAMADO 
SAN JUAN



Nuestro Señor Jesucristo dijo de San Juan (El Bautista) quien lo bautizó en el Jordán, en el sitio denominado Bethabara, que además de Santo y Sabio, “era el más grande profeta nacido de mujer”. Juan El Bautista, Patrón y guía de los habitantes del Municipio Carrizal, nació en Hebrón de Judea, hijo de Zacarías e Isabel (Isabel a la vez era prima de la Santísima Virgen María) seis meses antes de la natividad del Unigénito (Jesús de Nazareth) en un establo de Belén de Judea, y debido al parentesco compartió sus años primeros con algunos de los que después fueron Apóstoles de nuestro Señor.
De sus padres derivó enseñanzas preliminares, y de la Sinagoga, las máximas del alma y los ejemplos del ingenio en provecho de la existencia de si mismo y de sus padres. Despuntando la juventud hizo vida solitaria en el desierto, y luego, retornó para predicar la llegada del Mesías, apoyada sus palabras inteligente con el bautismo en el Río Jordán. En su práctica, afirman los libros sagrados y escritores cristianos, que estuvo acompañado de Santiago, Andrés, Juan y Felipe,  amigos, discípulos y seguidores de JESUS EL SALVADOR,  a poco de la degollación del Bautista por orden de Herodes Antiphas.
San Juan Bautista, cuentan los doctos en vida de “Los Santos”, que sus prédicas abarcaban la moralidad, las tradiciones religiosas y la pureza de los sentimientos familiares y sociales. Cuando Herodes Antiphas, casó con Herodías, esposa de su hermano, San Juan el Bautista o San Juan Bautista, lo condenó a los hornos infernales y le atribuyó el calificativo de Satán o la Bestia perversa de los oscuros abismos de la infamia, motivo que condujo al tirano a privar de la libertad al Profeta, y someterlo a las mazmorras de Maqueronte, de donde lo sacó para perdonar sus ofensas, y las que profería contra Herodías y Salomé, hijastra de Herodes, y a la vez sobrina, a la cual deseaba el déspota apasionadamente. Libre por unos días, lo volvieron a encerrar, y a solicitudes de Salomé, la hijastra y sobrina, lo decapitó, para recompensar “La danza de los siete velos”, ejecutada con una “dulzura provocativa” en la fiesta de los embajadores Sirios y Partos, el año veintiocho de nuestra era. El verdugo depositó la “cabeza de la palabra condente y erudita” en una bandeja de palta, y Herodes, la entregó la bailarina, acto criminal que redujo a un silencio condenatorio a los príncipes tributarios de Persia y de Pertos, enviado espaciales, más inclinados al lujo y los ricos banquetes, y al sexo de sus herenes formados por bellísimas mujeres, que a los crímenes perversos a sangre fría.
Los restos del santo y moralista, primado del siglo primero de la era Cristiana, descansan en Samaria, en el pueblo de Aretas, llevado a dicho lugar  por sus amigos y familiares.
El pueblo de Carrizal lo recibió en calidad de Patrón y sus habitantes lo veneran, acatan en su alta significación sagrada y lo llevara en sus corazones como la más bella prenda de sus devociones.  



POR: ANIBAL LAYDERA VILLALOBOS

lunes, 22 de junio de 2015

Acta Nº 23. Nov. 1903. Junta Comunal de Carrizal

ACTA Nº 23 DE LA JUNTA COMUNAL

DEL MUNICIPIO CARRIZAL


No fue sino hasta (02) dos años después, o sea el  08 de noviembre de 1903, que volvió a reunirse la Junta Comunal del Municipio Carrizal en el lugar destinado para tal fin, los ciudadanos FRANCISCO DÍAZ RODRÍGUEZ, ENRIQUE ÁLVAREZ, RODRÍGO VALERO, LUÍS BENÍTEZ Y FRANCISCO DÍAZ, quienes presentaron sus credenciales de haber sido nombrados.  En ése estado, se procedió a hacer el nombramiento para el cargo de Presidente y por mayoría de votos, resultó electo el ciudadano FRANCISCO DÍAZ RODRÍGUEZ y para Secretario el ciudadano RODRÍGO VALERO.
Agotado el Orden del Día, terminó el Acto y conformes, firmaron los ciudadanos arriba mencionados.


Acta Nº 22. Noviembre 1901. Junta Comunal de Carrizal


ACTA Nº 22. NOVIEMBRE 1901.
JUNTA COMUNAL DE CARRIZAL





En el municipio Carrizal a los dieciocho días del mes de Noviembre de Mil Novecientos Uno, se reunió nuevamente la Junta Comunal del Municipio Compuesta de todos sus miembros.  El Presidente declaró instalada  y se dio lectura al Acta anterior, la cual fue aprobada.
Enseguida se le dio lectura a una solicitud hecha por el ciudadano FERNANDO PÉREZ, en la cual manifiesta su renuncia a la Presidencia de la Junta, la cual fue aceptada.
Dicha Presidencia quedó a cargo del ciudadano Vicepresidente JESÚS M. ÁLVAREZ y acto seguido se procedió a hacer el nombramiento de los miembros principales y suplentes para componer la Junta Clasificadora de éste municipio en la cual quedaron electos como miembros principales los ciudadanos: RODRÍGO VALERO y ANTONIO PALMARES y para suplentes los ciudadanos: ALGIMIRO CONDE y ÁNGEL DÍAZ.
No habiendo otra cosa que tratar, se dio por terminada la Sesión.
Conformes, todos firmaron el Acta.












jueves, 18 de junio de 2015

Acta Nº 21. Año 1900. Junta Comunal de Carrizal

ACTA Nº 21 DE LA JUNTA COMUNAL

DE CARRIZAL.  SEPTIEMBRE 1900




El 28 de septiembre del mismo año 1900, se volvió a reunir la Junta Comunal de Carrizal.  En ésta oportunidad, presentes los ciudadanos: Fernando Pérez G., Jesús María Álvarez, Manuel A. Díaz, el general Francisco Pérez Carías y Alejandro Díaz, se reunieron en el local destinado para celebrar sus Sesiones.
Los miembros Junta Comunal de éste Municipio, previa presentación de sus credenciales como integrantes de la misma, procedieron a la votación para constituir una nueva Junta Directiva y toda vez realizada las mismas, procedieron al escrutinio. 
Por mayoría de votos, resultaron electos los ciudadanos siguientes: Presidente: Fernando Pérez, Vicepresidente: Jesús María Álvarez y Secretario: Manuel  A. Díaz.
No habiendo otra cosa de qué tratar, el nuevo Presidente declaró instalada la nueva Directiva y acordó comunicarlo al ciudadano Presidente del Concejo Municipal del Distrito Guacaipuro.
Con éste acto, terminó la Sesión, se elaboró el Acta correspondiente y conforme, firmaron el Presidente Fernando Pérez, Vicepresidente Jesús M. Álvarez, Vocal-Secretario Manuel A. Díaz, Vocales Fernando Pérez Carías y Alejandro Díaz.









Acta Nº 20. Año 1900. Junta Comunal de Carrizal

ACTA Nº 20 DE LA JUNTA COMUNAL

AÑO 1900



El Acta de la reunión Nº 20 de la Junta Comunal de Carrizal, que desde el año 1896 tenemos documentación en nuestro Municipio, se efectuó el día 15 de junio del año 1900, con la asistencia de todos sus miembros.  Acto seguido, el Presidente Fernando Pérez, declaró instalada la Junta.  Posteriormente dio lectura a un escrito presentado por el ciudadano Luís Benítez, en el cual manifestaba su formal renuncia al cargo como 1er. Recaudador de Rentas de éste municipio que ostentaba desde el mes de agosto del año 1898, fecha en la cual se realizó el Acta de la Reunión Nº 16 de la Junta Comunal.
En la carta, el ciudadano Benítez, expuso las razones por las cuales renunciaba a dicho cargo, la cual fue aceptada por todos los miembros de la Junta.
En virtud de la urgencia y necesidad que había en el municipio de tener un Recaudador, se nombró interinamente al ciudadano Enrique Álvarez, mientras se proponía una terna al Concejo Municipal del Distrito Guaicaipuro para que decidiesen quien iba a ser el titular del cargo.
Se le participó al Recaudador Interino del nombramiento, quien aceptó el nombramiento.
Con ésa actividad terminó la Sesión y todos firmaron.




miércoles, 17 de junio de 2015

Crónicas de Barrialito (II). José Salas

CRÓNICAS DE BARRIALITO
(II)




Por la cabecera de esta quebrada quedaban los exiguos restos de una huerta, allí iba mi abuela a lavar el maíz remojado en cenizas para hacer arepas de maíz pelado. Además en esta quebrada los vecinos buscaban agua para los oficios de las casas y lavar la ropa; sus hijos decidieron llamarla quebrada de mi abuela al igual que la vega de la vaca que recibió su nombre debido a que allí murió una vaca ahogada. Mi bisabuelo tenía a su cuidado la mencionada vaca para que pastara en las cercanías de la vega.
Mi bisabuelo Marcelino Alfaro era un negrito de pelo ensortijado. Viajo desde Ciudad Bolívar a Caracas por selvas y caminos huyendo de los rigores del servicio militar cuando Marcelino Torres era Gobernador de Bolívar y Cipriano Castro Presidente de la República; se estableció en las haciendas de café de Macarao y las Adjuntas. Vino después a trabajar en un terreno cercano a Barrialito en una de las haciendas de Virgilio Biord. Le llamaron la atención las tierras bañadas por cinco quebradas y tanto le gustaron que juntó  dinero suficiente para comprar el terreno por mil bolívares. Por su parte mi abuela junto a María plantaron café cuyas matas traía mi abuelo Antonio cada semana de la hacienda de Macarao. Ese café llego a ser la mejor fuente de sustento de la familia.
“¡Encarnación, Encarnación!” Era mi abuela que avisaba la muerte de mi bisabuelo Marcelino, corría el año 1948. Así  avisaban con  gritos  a mi tío cachón (Encarnación). Ese mismo año llego mi papá Félix Alcántara al vecindario de Barrialito. Trabajaba en la bodega de Leonardo Díaz en San Antonio de Los Altos; mi papá conocía a Antonio Martínez quien también vino al velorio de mi bisabuelo Marcelino Alfaro.
Un flechazo de Cupido cautivo a mi padre al ver a mi madre María Alfaro. A partir de ese momento fue muy frecuente su visita; mi padre era jardinero y poeta y pasaba mucho tiempo cantando “Si la vida es un jardín las mujeres son las flores y yo que soy jardinero las corto de las mejores”. Al poco tiempo se casaron y tuvieron una prole de 14 hijos. Cuando comenzaron se fueron a vivir a Figueroa de donde era Félix y luego se mudaron a Barrialito, donde mi abuelo Antonio les ofreció terreno y lugar para trabajar; era un bosque espeso ladera abajo, mi abuelo señalaba la extensión del terreno lanzando una piedra para establecer el lindero “por allá por la quebrada que baja por el camino real, da la vuelta hasta llegar a la otra quebrada, de allí al árbol de aquel zamuro hasta la otra quebrada”; allí se establecieron y mi mamá le pagó a mi primo Domingo por matar siete tigras mariposa en un solo día; hicieron una casa grande de bahareque, muchas habitaciones, establecieron un cambural y una siembra gigante de ocumo que vendíamos en la vecindades cercanas.     
Las  viviendas de la comunidad eran de bahareque y se armaban con uno o dos horcones de un árbol recto y los forraban con caña amarga, tara o maguey.
Siempre que se necesitaban varas acudíamos a la vega de caña amarga, de allí su nombre; cada vez que regresábamos de la vega de la vaca, veíamos al frondoso árbol de fruta de pan que en los meses de julio y agosto desparramaba sus frutos que nuestra madre recogía y sancochaba,  y nosotros lo saboreábamos con gusto.  





Crónicas de Barrialito (I). José Salas.

CRÓNICAS DE BARRIALITO
(I)



El sol era una llama de fuego al poniente contrastando con una alfombra oscura que penetraba en las oquedades del bosque en la hoyada.
Habían traído la mercancía consistente en esteras y sacos de carbón, algunos bultos de crisantemos y otros de azucenas. Ahora el trueque se hacía con pacas de papelón, maíz pilado y uno que otro encargo que hacían a mi mamá de una larga lista de necesidades para el campo. La cinta azul para el vestido blanco, el hilo negro para el pantalón y un par de alpargatas. Apertrechados con las cinchas, los burros cargados descendían por caminos de recuas.
María venia en un potro que mi abuelo le prestaba, mientras los hombres montaban en sendas mulas.
Antonio Hernández iba hacia Pipe, camino de Las Mayas, mientras mi abuelo regresaba a Barrialito. Juntos se hacían compañía por el mismo camino.
“Canta la guacharaca en la copa de un yagrumo”, decía Antonio Hernández, mientras mi abuelo replicaba “y el turpial le decía todos los tiempos son uno”. El canto era su filosofía. Estos arrieros vivían de la agricultura y dependían del tiempo para sembrar y cosechar los frutos con los que sostenían sus numerosas familias. 
El azahar brotaba de perfumados racimos de flores del paraíso. Y el acre de las majaguas les inspiraban cantos como el zumba que zumba: “Zumba que zumba que en Caracas estaba yo”, mientras Antonio Martínez replicaba:” Zumba que zumba cuando reventó el cañón”  y uniendo sus voces: “Zumba que zumba que palo que no florea, zumba que zumba no lo busca  cigarrón” y así culminaban en hiláricas carcajadas.
Ascendiendo hacia un paraje cercano a Vuelta Larga, el potro montado por María echaba un relincho que estremeció los nervios a los viajeros, el potro en veloz carrera levanto las patas para perseguir una burra en celos.
Las demás bestias en el desbarajuste votaron parte de la carga por el despeñadero.  Antonio Hernández dominó la bestia con un ágil salto, tomando las riendas del caballo y dándole tiempo a María para que descendiera.
María, hija mayor de Antonio y Sofía, por ser la que conocía las cuatros reglas siempre acompañaba a Antonio en todos sus negocios, llevaba las cuentas y anotaba los encargos.
Después de lo acontecido decidió cambiar a una mula para continuar el camino. Los desfiladeros de Hoyo del Infierno se veían desde la oscuridad. Siguieron bajando entre los caminos hasta llegar al pueblecito de Carrizal para dejar la carga y abrevar a las bestias.
En la bodega de Abreu compraron una botellita de aguardiente aromatizado para lidiar con el camino. La subida de los Morantes era toda aroma de flores; allí, entre  espesas sombras de los bucares cruzaron los cafetales de los Cordobés. Antonio Hernández sentía predilección por los cuentos de la sayona y cuentos de aparecidos que entre la oscuridad se hacían tan evidentes que parecía que se les vinieran  encima con sus lanzas, supuestamente eran animas de aquellos que murieron en la Guerra de Independencia. Movidos por la hora que presagiaba cambios fantasmales con el desbarajuste de los , que asustaba a las bestias y la espeluznante travesía entre matas de pomarrosa, penetraron en la pradera, y allí, en gruesos botalones amarraron las bestias; era un lugar para los viajeros.
Una ciénaga formada por cinco quebradas daba  nombre a este asentamiento llamado Barrialito; hasta allí llegaron juntos y se despidieron los tocayos (Antonio Hernández y Antonio Martínez).
Por la fila de los Budares siguió Antonio Hernández con sus mulas cargadas; por su parte Antonio Martínez descargaba las bestias y llegaba a su casa de bahareque ubicada en una loma desde donde se divisaba el área bañada por las cinco quebradas.
La quebrada de mi abuela “era un hilo de cristal que se filtraba sobre la espesura del bosque impregnando los verdes tablones de hortalizas que crecían en la vega de la vaca”.
Acurrucado en la greda veíamos a mi abuelo labrando la tierra. Durante los meses de julio y agosto disfrutábamos desgranando mazorcas de maíz y desparramando su dorada barba. Depositábamos mazorca tras mazorca en fardos de cocuiza. En la casa, el fogón aguardaba para cocer las mazorcas al rescoldo.  En casa se sacaban los dorados dientes de jojoto tierno con un afilado cuchillo en una batea de madera, luego era molido para elaborar las hallaquitas de maíz tierno, la exquisita mazamorra, crema fina con queso y canela que nos hacia agua la boca...
...Cargábamos canastos de zanahorias, repollo, remolachas y alcachofas, todas cultivadas en la vega de la vaca bajo el cuido de mi abuelo Antonio.
La quebrada de mi abuela se llamaba así debido a que en la cabecera se estableció mi bisabuelo cuando llego allá por el año 1919. Era una loma donde había una casa de bahareque y techo de paja la que luego fue ampliando para albergar su familia: 18 hijos.../...

martes, 16 de junio de 2015

Comunidad Barrialito

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE 

BARRIALITO

 


La historia de ésta comunidad data aproximadamente de la última década del siglo XIX, según se desprende de las investigaciones realizadas por Velasco A. MacPherson, y plasmadas en el Diccionario Histórico, Geográfico y Biográfico del Estado Miranda. MacPherson es miembro fundador de la Academia Nacional de la Historia. En el tomo editado en 1891,  al referirse a ésta comunidad expresa: “Barrealito: Sitio del Municipio Carrizal, Distrito Guaicaipuro, Sección Bolívar, con 12 casas y 82 habitantes”.
Aproximadamente para esa fecha, según testimonios recogidos entre los habitantes del sector, arribó la pareja compuesta por Marcelino Alfaro y Rosario Martínez (fallecidos), el primero nativo del Estado Bolívar, llegó a estos predios, huyendo por ser desertor del ejército y la segunda tratando de escapar de la peste bubónica que azotó Paracotos;  de esa unión nacieron 18 hijos.  Marcelino Alfaro, empezó a trabajar en las tierras de Virgilio Biord,  francés, dueño de extensiones de terrenos;  posteriormente, al gustarle tanto las tierras, el Sr. Alfaro compró un lote de éstas propiedades; las mismas comprendían lo que hoy se conoce como Km. 18, Los Budares y parte de Barola.
Vecinos de esas tierras eran, entre otros, Verónica Acosta, Juana Espinosa, Nicolasa Saavedra, Dolores Mujica, Petra Mejías, Silveria Belisario, Gervasio Saavedra, Encarnación Rodríguez, Abdón Carrasquel, Hilario Belisario, Mónica Rodríguez, quienes constituyeron, posiblemente, los primeros habitantes que menciona MacPherson en su libro.
Antonio Martínez y Sofía Rodríguez
Al morir Marcelino Alfaro, su esposa Rosarito, como cariñosamente le llamaban, fue vendiendo parte de esas tierras y entregó en efectivo, la herencia correspondiente a cada uno de sus hijos, y reservó en propiedad la parte de la herencia correspondiente a Antonio Martínez uno de sus hijos, esposo de Sofía Rodríguez, de cuya unión nacieron 16 hijos.
El agua la obtenían de un manantial que había debajo de un Matapalo; la luz la lograban de lámparas de kerosén llamadas “mucuritas” y los más pudientes con lámparas a gasolina, marca “coleman”.
Las familias residentes hacían conucos en los cuales sembraban yuca, ocumo, ñame, auyama, zanahoria, arvejas, quinchonchos, caraotas, además de la cría de gallinas y otras aves de corral para su alimentación.
 Las casas eran de bahareque, dormían en catres y esteras, cocinaban en fogones de leña; asimismo, los numerosos hijos de las familias habitantes, se divertían con los juegos tradicionales, tales como bolas criollas, papagayo, metras, perinolas, gurrufío, pelotas, todo de fabricación casera.
Se podía ver fácilmente la presencia de animales como rabipelados, puerco espines, culebras de todo tipo, búhos, perezas, zorros y hay quienes llegaron a ver leones criollos.
Tales testimonios fueron aportados por Esteban Martínez, casado con la Sra. Paula Raga, de cuya unión, coincidencialmente, nacieron 16 hijos; algunos de ellos nos narraron importantes detalles acerca de la formación de ésta comunidad.
Entre otras cosas nos contaron  anécdotas que nos llamaron la atención: una de ellas, fue lo que le sucedió a la familia de Antonio Martínez y Sofía Rodríguez, a quienes se les quemó totalmente la casa y que, afortunadamente todos salieron ilesos;  construyeron otra casa cerca del terreno donde habían tenido el incidente y ésta casa se hundió en el terreno.
Algunos afirman que los más viejos  contaban que “La Sayona” bajaba de la parte alta gritando y llegaba al “Plan de los Muertos “,  donde actualmente está la sede de la U.E. “Tomás de Jesús Quintero”; narran, además, que “las almas” de los difuntos pasaban nueve días en pena antes de irse definitivamente.
Por otra parte, cuando oían el ulular de la lechuza, todas las mujeres del sector se veían pícaramente porque según decían, que cuando oían ese cantar, era porque había alguna embarazada. Historias de los pueblos; y cuando los niños nacían, las parteras solían enterrar el ombligo en algún lugar aledaño al alumbramiento, para que, si algún día se iban, volvieran al lugar, costumbre que nos recuerda el adagio popular: “…a fulano como que le enterraron el ombligo allá…”
Entre los lugares más populares que recuerdan los residentes actuales, está la mata de mora, el plan de los muertos, el café de los Pérez, la casa vieja, la vega de la vaca, la montaña donde buscaban musgo, y lindando con la Escuela Granja.
Actualmente esta comunidad ha quedado reducida a lo que hoy conocemos como Los Martínez y los Mujica.  Mucho de lo que hoy conocemos como Lomas de Urquía,  fue parte de Barrialito. Por cierto  que no debería decirse URQUIA ya que el nombre de la esposa de Guaicaipuro era UQUIRA, dato corroborado a través de varias fuentes históricas. Limita por el norte con Los Budares, por el sur Barola, Este, La Llanada y por el Oeste Loma Gorda.
Esta Oficina agradece expresamente la contribución del señor José Salas habitante del sector Barrialito, quien con sus diligencias y contactos personales hizo posible armar esta crónica.

lunes, 15 de junio de 2015

Comunidad Gran Colombia (II)

BREVE RESEÑA DE LA COMUNIDAD 
GRAN COLOMBIA (II)



El señor Campaña quería cobrar renta pero tampoco tenía papeles.  Se fue y nunca más volvió.  El señor Heriberto Pérez fue presidente 3 veces de la Junta de Vecinos.  El módulo policial fue iniciado por la primera junta.  Se hicieron las escaleras hasta la casa de la señora Brígida de Adrián.
Algunos integrantes de la primera Junta fueron: Ana María Adrián, Magali de Sojo, Juanita Duarte, quien inauguró las escaleras de la comunidad, para lo cual los vecinos aportaban la cantidad de Cien Bolívares (Bs. 100,oo).  Cuando se hacía cualquier trabajo en el sector, iban donde el señor Eduardo Ortiz popularmente conocido como “El Acure” ya fallecido, quien era dueño del Bar “La Alcachofa” y colaboraba con el almuerzo y la cervecita.
Otra de las Juntas de Vecinos estuvo formada por el señor Ángel Esparza (Presidente), Gladis de Rivero (Vicepresidenta), además de Grinolfo Rujano, Fidel Flores, José Pérez.  Durante esa gestión se logró la construcción del tanque de la comunidad.  En ese entonces nuestro municipio pertenecía al Municipio Guaicaipuro y fue la única obra que recibió Carrizal en todo un año.
La 5ª Junta Comunal estuvo conformada por la señora Emma Carreño y Gladys de Rivero quienes lograron la construcción del módulo policial en un terreno donado por el señor Lino Cartaya.
En el módulo en sus inicios se logró que se dictaran cursos del INCE, de cuyos instructores podemos mencionar a la señora Evelin Rivero y en la actualidad funciona un módulo de Barrio Adentro desde hace cuatro (4) años, en el cual la Dra. Natacha Matos, médico cubana, da consulta a todos los habitantes de la comunidad que requieren sus servicios.  Es la primera vez que la comunidad tiene servicio médico en el sitio y donde a la vez se entregan los medicamentos gratuitamente.  Un logro más para la comunidad promovido por Evelin Rivero y Elvia Abreu en conjunto con los proyectos del Gobierno Nacional. 
La cancha de la Comunidad fue iniciada en el primer mandato del Alcalde José Luís Rodríguez y finalizada en el mandato de Félix (Pocho) Palacios.
Entre otras Juntas de Vecinos se encuentran las integradas por Emma Carrero, Javier Gil, Luisa Rojas, Domingo Hernández y Natacha Paulis.
Entre los personajes y primeras familias habitantes de la comunidad podemos mencionar a Brígida de Adrián, Pedro García, Jesús Velásquez, Domingo Hernández, Inocencia Apolinar Escalante, Pinocho, Fidel Flores, Grinolfo Rujano, Juana Giménez, Socorro (la mamá de Julio), Saturnina Guzmán (Nina), la señora Elba, Elvia, Gladys de Rivero, Jesús Ortiz, Eduardo Ortiz (El Acure), Otilia Salazar, Urbano, Cointa, Oswaldo y Carmen, entre otras personas.
Entre las entrevistas que se pudieron realizar, está la señora Olga Troitiña, quien para el momento de esta conversación manifestó que vive en la comunidad desde que nació, ya que su mamá llegó a estas tierras en el año de 1945 y ella nació diez años luego, o sea en 1955.
Nos comentó la señora Olga quien es ama de casa, que la comunidad se fundó como tal en 1979, en un ambiente de campo.  Había muchas matas de café y en tiempo de invierno se veía mucho lirio y gladiolas.  Sólo estaba la casa de su madre.  Evidentemente no había ni electricidad ni agua potable, y se alumbraban con lámparas de kerosén.  El agua la buscaban en la calle principal y la trasladaban por el único caminito que había.  Con el tiempo empezaron a mudarse más personas y a hacer casitas de bloque.
Donde está el liceo Villalobos había una bomba la cual bombeaba agua por ratos a cada sector.  Llegaba hasta la Camburera donde vivía la señora Josefina.  Su familia llevaba 2 pipotes y lo cargaban poco a poco hasta su casa.
Entre las historias de aparecidos, se dice que en oportunidades se escuchaba la llorona.  Hoy día algunos vecinos dicen que todavía la escuchan.  Hay otra leyenda que dice que detrás de una mata de mango salía corriendo un hombre y se movían las matas de café.  Al día siguiente uno iba a ver y todo estaba igualito.  También se oía una cochina con sus cochinitos, los cuales dejaron de escuchar cuando pusieron la electricidad.
En la comunidad existieron entre otras, organizaciones como el Comité de Salud, el cual estuvo integrado por Elvia Abreu, Evelin Rivero, Lindolfo Rujano, Lesyani Ortiz y Olga Troitiña. 
Este material fue preparado en el año 2004, por la Oficina del Cronista Municipal de Carrizal con la información brindada por la Sra. Gladys Bello de Rivero (†), muy lamentablemente, recientemente fallecida.