domingo, 9 de abril de 2017

92 años del nacimiento de Magdalena Sánchez

MAGDALENA SÁNCHEZ


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Magdalena Sánchez, gran exponente de la música llanera, nació el 9 de abril de 1915 en Puerto Cabello, estado Carabobo.
Conocida como la “Reina del cantar venezolano”, inició su carrera de forma profesional a los 21 años, luego de haber prestado su voz a varias agrupaciones con las que interpretó guarachas, tangos y boleros.
En 1940 firmó un contrato con el “Galerón Premiado” de Radio Continente y es justo en ese momento cuando se lanzó como cantante de música criolla, y en 1951 alcanzó la fama con los temas “María Laya” y “Los caujaritos”, interpretados junto al maestro Juan Vicente Torrealba. El éxito siguió con “Barlovento” y “San Juan to’ lo tiene”.
Una década después, Magdalena Sánchez viajó a España como parte de una gira que duró dos meses y medio, luego regresó a Venezuela para recuperarse de unas afecciones de salud, para después seguir el viaje que la llevó a México, Cuba, Colombia y Portugal, donde fue vitoreada.
También participó activamente en la televisión cuando nació en Venezuela, pues fue invitada frecuentemente a programas culturales como “Canciones de mi tierra” y “El show de las 12”. Sus presentaciones eran ricas en expresiones corporales, siendo una verdadera precursora de performance que combinaban una melodiosa voz y movimientos.
La “Reina del cantar venezolano” también estampó su firma en el cine nacional con su participación en producciones como “La epopeya de Bolívar”, en la que interpretó a la nana del Libertador.
Jamás sintió ameno por el llano, sino todo lo contrario: fue la primera cantante de nuestra música en usar la vestimenta llanera en cada uno de los escenarios que pisó, dando ejemplo a sus colegas desde sus inicios hasta el sus 88 años, edad a la que aún asistía a diversos eventos que se hacían en su honor.

Falleció el 18 de octubre de 2007, en la localidad de Palo Negro (Maracay), estado Aragua.

Venezuela (Poema)

VENEZUELA



Atalaya de mar, tus verdes playas
recibieron errantes castellanos,
y tus hombres de bronce les tendieron
acogedoras manos, dulces frutos
y la sombra verde de altas palmeras espigadas.
En esa tierra, la profunda montaña se estremece
cuando entre breñas, en cristalino vuelo
se lanza la cascada de El Ángel, desde el cielo.
El Orinoco fluye, entre ronco sonar de agua bravía,
rompiendo ya la selva en su porfía.
Al devenir el tiempo, se irguieron las ciudades,
blancas y silenciosas cual nidales
de garzas o palomas mensajeras.
Era un vivir angustiado el de tus hijos,
las cadenas pesaban en sus brazos,
el cantar era triste y el esfuerzo del pueblo
enriquecía las altaneras manos castellanas.
El alma de los hombres se hizo grave,
llama de libertad prendió en su pecho.
y surgieron entonces Miranda el precursor
y el genio de la historia, Bolívar y la Gloria.
¡Nada vence su afán, aún derrotado
vuelve al combate, osado, y su verbo arrebata
a las porfiadas huestes en la lucha!
Hasta que al fin un día Venezuela fue libre,
y el tricolor triunfante, ya flotó victorioso
en el confín del Ande.
Desde entonces, Bolívar, tu ancha sombra nos cubre
desde el llano hasta la cumbre.
¡Que tu invicta memoria ilumine a estos pueblos que tú quisiste hermanos!
¡Que sigamos tu huella asidos de la mano,
Padre nuestro Bolívar, Libertador de pueblos;
Cinco naciones velan el sueño de tu espada!


Inés Andrade de Soto

Quito, Junio 1985