NATALICIO
DE LUIS APARICIO
29
DE ABRIL DE 1934
Los 29 de abril son fecha patria para los
amantes y conocedores del béisbol, como no si se trata del cumpleaños del gran
Luis Aparicio, nuestro único hall de la fama, nuestra más grande leyenda
deportiva.
Luis Ernesto nació en Maracaibo en 1934,
hijo del shortstop Luis Aparicio Ortega, “El Grande de Maracaibo”, comenzó a
jugar béisbol casi de forma automática y cuando arribó a los 20 años debutó en
el béisbol profesional en un juego Gavilanes–Pastora, donde su padre le entregó
un guante y la llave al éxito.
En nuestro país jugó 13 años, luciendo las
camisetas de Gavilanes, Cervecería Caracas, La Guaira, Zulia y Lara. Durante su
carrera en Venezuela totalizó 419 juegos, 211 carreras anotadas, 135 anotadas,
370 hits, 63 dobles, 15 triples y siete jonrones. Robó 58 bases y dejó average
de 247.
El talento desbordado de Luis Aparicio no
tardó en hacerse un gran suceso nacional y es que el maracucho se convirtió en
el quinto venezolano en debutar en Grandes Ligas cuando en 1956 llegó a los
medias Blancas de Chicago para ser el sucesor, nada más y nada menos que, de
Alfonso “Chico” Carrasquel.
Ese año, sus números le
permitieron consagrarse Novato
del Año de la Liga Americana y ahí comenzó a hilar una historia
llena de éxitos que serviría de inspiración para todos los venezolanos que
vendrían.
Chicago fue su escenario perfecto hasta
1963, cuando fue cambiado a Orioles de Baltimore, donde se mantuvo cuatro
campañas. En 1968 regresó con los Medias Blancas, pero sería con Boston con
quien culminaría su carrera en 1973.
En 18 años consiguió el
líderato de todos los tiempos en más juegos jugados (2599), asistencias, y
doble matanzas para un shortstop. Participó en 10 juegos de las estrellas y recibió nueve Guantes de Oro.
Conectó 2677 hits, 394 dobles, 92 triples y 83 jonrones, remolcó 791 carreras y
sorteó 736 boletos.
En 1979, cinco años después de su retiro,
aquella elegancia y agilidad, con la que había marcado pauta en el terreno, lo
hicieron acreedor de su primera nominación al Salón de la Fama del Béisbol del
llamado mejor béisbol del mundo.
En esa primera oportunidad quedó en la
posición 13 en las votaciones, pero aquello, lejos de vaticinar su debut y
despedida, lo planteó como un nominado constante que con los años fue ganando
popularidad.
No fue hasta 1984, en su sexto año de candidatura, cuando
logró el primer lugar en las votaciones con 341 votos que representaban el
84,62% del total.
Desde entonces, la leyenda de que
Venezuela es tierra de shortstop se acrecentó y las ilusiones de miles de
jóvenes se alojaron en ser el predecesor de Luis Aparicio, el hombre que sin
ser el primero se convirtió en el venezolano más destacado en el Big Show.
Años después, seguimos hablando del único
criollo con una placa en el anhelado Salón de la Fama de Cooperstown.
Su discurso ha sido recordado por muchos
por estar cargado de sinceridad y humildad. Quizás el más corto de la historia
como él mismo ha dicho, pero vaya que ese pequeño minuto marcó un antes y un
después en los peloteros latinos.
Consagrado como una leyenda, la historia
de Aparicio continuó creciendo más allá del campocorto y fue ahí cuando sus
conocimientos asistieron a los nuevos talentos. Fue manager de Águilas del
Zulia, Cardenales de Lara, Navegantes del Magallanes, Petroleros de Cabimas y
Tiburones de La Guaira.
Esas y muchas anécdotas fueron recopiladas
en un documental, donde periodistas, jugadores y allegados cuentan la historia
del hombre tras el uniforme y el espíritu que hizo destacar un guante.
Sus hazañas y aportes al béisbol le
permitieron dar nombre a uno de los premios más importantes de la LVBP,
otorgado desde 2004, al grandeliga criollo más destacado de cada campaña.
Y es por ello que su presencia sigue más
latente que nunca. Cada 29 de abril se requieren miles de páginas de prensa
escrita y digital, múltiples especiales y millares de caracteres para hacer eco
de su leyenda.
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