CRÓNICAS DE LAS COMUNIDADES
CARRIZAL EN LA HISTORIA (I)
En un lugar húmedo de los altos mirandinos el ambiente era fresco, tenía muchos riachuelos y quebradas con abundancia de una gramínea llamada carrizo. En este sitio comenzó a formarse el pueblo de CARRIZAL (que toma su nombre del carrizo).
En estas tierras habitó la nación Teque, perteneciente a la familia Caribe; ellos basaban su subsistencia en la caza, recolección y agricultura. El maíz, la batata, la auyama, los frijoles, las caraotas, el mapuey y el ocumo, fueron los cultivos reconocidos por los cronistas como autóctonos. Entre las técnicas agrícolas aplicadas encontramos zanjas en tierras aplanadas, con el objeto de regar los cultivos con el agua proveniente de las montañas. Cazaban venado, tapa, chigüire y la danta, entre otros animales.
Para la guerra los aborígenes utilizaban flechas y macanas. Las macanas eran armas de madera parecidas a una estaca larga con objetos contundentes en la punta. Cerca de sus chozas, labranzas y veredas, colocaban estacas con puntas envenenadas como medida preventiva de defensa ante el enemigo. La participación de hombres y mujeres en las comunidades indígenas indicaba división de actividades entre ellos; el hombre caza y recolecta alimentos; la mujer cuida de los niños, prepara alimentos, trabaja el barro para realizar vasijas, platos y otros objetos.
La vestimenta de la mujer consistía en un guayuco de tela hecha de algodón tejido que se ataba a la cintura para cubrir sus partes genitales; las pantorrillas eran adornadas con hilos de algodón teñidos, que enrollaban y apretaban a las piernas.
El hombre cubría sus genitales con una tapara seca, atada al cuerpo con un hilo de algodón. Tanto hombres como mujeres pintaban sus cuerpos con tinturas vegetales y minerales; se adornaban para las ceremonias con guirnaldas elaboradas con flores, plumas multicolores y cabezas de animales.
Dentro de sus creencias religiosas los naturales rendían culto a diversos dioses: el sol, la luna, las estrellas, el trueno, el relámpago, el rayo etc. El mediador entre los dioses y los aborígenes era el chaman o piache (curandero, maestro de la tribu). El rito de iniciación al chamanismo era un proceso largo que comenzaba a la edad de los 14 ó 15 años. Tenía que ser un varón; al joven escogido lo resguardaban en su casa dentro de un cuarto hecho especialmente para él.
Allí ayunaba por espacio de 20 ó 30 días, ingería como alimento un carato de maíz, batata o casabe y salía sólo para realizar necesidades y trabajar.
Por las noches el chamán del grupo enseñaba su oficio al iniciado. Concluida la preparación, realizaban una fiesta donde utilizaban la vestimenta propia del momento.
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