QUÉ ES UN CRONISTA
Cronista se deriva del griego CRONOS, que significa
tiempo.
Es decir, un Cronista trabaja con el tiempo. Pero no con el tiempo meteorológico. Ese es otro tiempo. Ser Cronista, es contar lo que pasó, cómo
pasó, cuándo pasó, dónde pasó y con quienes pasó; pero también es prever, qué pasará, cuándo,
cómo y dónde. Solo faltan los
personajes. Eso solo es ámbito del
futuro. ¿Es el Cronista un futurólogo?.
Sí, en cierto modo. No solo hay
que señalar el pasado, cómo ocurrió, lo más cercano a la verdad. Hay que prever posibles soluciones a
situaciones que se ven venir y alertar así a quienes conducen al municipio, al
estado, al país.
Ser Cronista, es orientar a los jóvenes estudiantes en
sus actividades. Es ayudar a los
maestros en sus quehaceres; Es
contribuir con las escuelas del municipio,
Es trabajar con los dirigentes del folklore, de la cultura, la educación
y la historia de su municipio. Es
coadyuvar con los dramaturgos y con artistas en las artes escénicas. Es trabajar con los literatos, los poetas,
los fotógrafos, pintores, escultores y con los periodistas. Es el consultor de primera mano de las
autoridades de su municipio: El Alcalde, los Concejales y los funcionarios
municipales. De tal manera pues, que ser
Cronista es amplio e implica tener respuestas a punto de cada solicitud. Es también convivir con el pueblo en sus
barriadas, en sus urbanizaciones. Es
oír, grabar, hacer conocer y archivar las narraciones de la formación de
comunidades del municipio. Es dar paso
en las calles a los ancianos, a las madres y a todos los ciudadanos que estén
parados esperando que algún chofer cuerdo y considerado, se pare y los deje
cruzar. Es detenerse cuando maneja para
que los niños puedan trasponer la calle.
Es proteger a los inválidos y es prevenir el delito. La Oficina del Cronista debe ser, a veces,
una caja de pandora para atender las solicitudes más insólitas (becas,
canastillas, empleos, libros y otros).
Es proteger el ambiente y es proponer soluciones a la destrucción de las
aguas, aire y tierra. Es recoger,
asentar y atesorar todos aquellos valores y buenas costumbres hoy en peligro
inminente de extinción, frente a la vorágine televisiva que destruye todo. Debe también enfrentar la pretensión
inadmisible de una globalización antihumana, que nos trae información extraña a
nuestro folklore y a nuestros valores humanos.
Con esta explicación, no quiero decir que el Cronista
es un superhombre. Sólo debe estar
alerta ante la aparición de cualquier arista que demande su atención y que esté
dispuesto a atender, ayudar a y orientar en la medida de lo posible, a quien ó
quienes lo requieran.
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