EDITORIAL
Así señores,
la neblina y el sol
aman a Carrizal,
y la
lluvia siempre viene
a fecundar la semilla
Pablo Molina
En una oportunidad
un anciano venía caminando de un lejano pueblo acompañado de su nieto. Un
viajero montado en un burro iba hacia
ese pueblo preguntó al viejo: "Señor, voy hacia el pueblo del cual usted
viene. Tengo entendido que sus ciudadanos son personas decentes, laboriosas,
buena gente. ¿Qué me puede decir al respecto?". El longevo respondió:
"Usted tiene razón; así es ese pueblo". Siguió caminando.
A las horas
apareció otro viajero que también iba hacia ese poblado e interpeló al anciano:
"Señor, voy al pueblo de donde usted viene. Me he enterado que son
desordenados, descuidados, desaseados y hasta mala paga. ¿Qué me puede decir al
respecto?". El otro respondió: "Señor, así es la gente de ese pueblo,
tal y como usted lo ha descrito".
Intrigado el niño
miró y preguntó: "¿Abuelo, que
estas haciendo, diste la misma respuesta a planteamientos diferentes?”.
El sabio anciano
miró con ternura a su nieto y le respondió: "Hijo, cada cual va en busca de lo que
quiere conseguir”.
Suficiente fue la
respuesta y el niño entendió la filosofía de su abuelo.
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