NATALICIO DEL CIENTÍFICO
RAFAEL RANGEL
25 DE ABRIL DE 1877
Nació el 25 de abril de 1877, en un pueblito llamado
Betijoque, ubicado en el Estado Trujillo. Era un joven apuesto de rasgos finos,
tez morena, alto, de buen porte y ojos grandes que desprendían una mirada aguda
con cierta timidez. Se destacaba por su brillante inteligencia y su amor
ferviente por los estudios.
Fue bautizado como hijo natural de Teresa Estrada (su
madre), con el nombre de José Rafael Estrada. Luego de que su madre falleciera
seis meses más tarde, Eusebio Rangel lo presentó ante las autoridades como su
hijo, y se le otorgó el apellido Rangel, eliminando su apellido materno. De su
madre se sabe poco. Nunca se casó, fue madre soltera y murió cuando Rafael
tenía tan sólo seis meses de nacido.
Pertenecía
a una familia de clase media. Su padre, Don Eusebio Rangel se dedicaba al
negocio de la fabricación y comercialización de tabaco. Fue un hombre astuto
para los negocios, y era considerado un pequeño capitalista; era apreciado por
la comunidad y ocupó diversos cargos públicos como Concejal, Canciller de la Corte
Superior de San Carlos, Juez de Distrito, entre otros. Se casó con María
Trinidad Jiménez, quien acogió a Rafael como su hijo y lo crió con mucha
dedicación, amor y ternura.
Rafael
era el mayor de cuatro hermanos. María, la mayor después de Rafael, murió en la
epidemia de la fiebre amarilla de Betijoque en 1888. El segundo, José Eusebio,
estudió farmacia en la Universidad Central de Venezuela (UCV); regresó a su
pueblo natal donde con la ayuda de su papá fundó su propia Farmacia en la que
trabajó hasta el día de su muerte en 1924. El menor, José “Pepe”, también se
trasladó con su hermano para Caracas a cursar el Bachillerato, en el Colegio
San Vicente de Paul de Caracas. Posteriormente estudió medicina y se graduó en
la UCV. Fue un reconocido médico hasta que falleció en 1935. En honor a su
memoria, le pusieron su nombre al hospital de Villa de Cura, que actualmente se
llama Central de Salud José Rangel. Los tres hermanos varones se sintieron
atraídos por la ciencia, y dejaron un legado en la medicina venezolana.
Rafael
desde niño fue buen estudiante. Realizó sus estudios primarios en su lugar de
nacimiento. Posteriormente, se trasladó a Maracaibo, estado Zulia, para
estudiar el bachillerato.
Según
los escritos, Rangel durante su infancia y adolescencia era muy reservado,
tanto que no jugaba como otros niños ni tampoco compartía con ellos. También
relata la historia que durante una etapa de su juventud, Rafael tuvo vocación
sacerdotal. Es por ello que terminada su primera etapa educativa, su padre lo
envió a Mérida para que prosiguiera estudios en el Seminario Diocesano, pero
tales eran sus ganas de estudiar que Rangel se fue a Maracaibo para ingresar al
famoso Instituto "Maracaibo". Su vocación y su deseo de servir
derivaron más tarde hacia la ciencia.
Seguidamente,
Rafael Rangel ingresó como alumno regular del curso de idioma francés de la
Universidad del Zulia. Un año más tarde presentó su examen y fue declarado
sobresaliente y premiado. Obtuvo su diploma de Bachiller en ciencias
Filosóficas, el 3 de agosto de 1896, en la misma casa de estudio. Siempre se
destacó por su brillante inteligencia.
Ese
mismo año, Rangel se trasladó a Caracas e ingresa a la escuela de Medicina de
la UCV, la cual se encontraba en proceso de renovación. Sin tropiezo alguno,
Rafael culmina exitosamente el primer año de la carrera de Medicina. Se destacó
con excelentes calificaciones y buena conducta en las cátedras de Anatomía,
Histología Normal y Bacteriología, Física y Química médica.
Durante
su segundo año de carrera, aplica para el concurso externado del Hospital “Dr.
José María Vargas”, ubicado en Caracas. Es entonces cuando comienza a asistir
en calidad de interno a las salas San Miguel y San Vicente de A. Paul, del
servicio del Dr. Santos A. Dominici, quien sentía estima por él y lo protegía.
Como externo, el deber de Rangel era, además de sus tareas de aprendizaje
formal, asistir diariamente a las visitas médicas y quirúrgicas, llevar el
libro de alimentación en el que se anota el régimen prescrito a cada enfermo,
hacer las curas, practicar las pequeñas operaciones de cirugía bajo la
inspección del médico interno, ayudar a éstos en las autopsias, y preparar y
limpiar los aparatos destinados a las operaciones.
Esta
experiencia del externado, le dio a Rangel un adiestramiento suficiente para
poder realizar investigaciones clínicas bastante avanzadas para la época. En
esto, como en otras cosas, se evidenció su genio.
Rafael
no culminó el segundo año de la carrera, pues durante el curso de externado que
realizaba en el Vargas, descubrió que más que la medicina lo que lo apasionaba
era la investigación científica y la Biología, por eso decide dedicarse al
laboratorio, sin saber que años más tarde, en ese lugar que tanto lo fascinaba
acabaría su existencia.
Durante
su vida, Rangel sufrió las consecuencias de una sociedad racista. El color de
su piel le costó la salida del seminario, pues en aquella época no había ni
seminaristas ni curas “negros” como lo llamaban. También le fueron negados por
el mismo motivo, una beca que ganó para estudiar patología tropical en Europa y
el Premio al Mérito, al cual lo postuló la Academia Nacional de Medicina.
Finalmente,
el 20 de agosto de 1909, en el laboratorio del Hospital Vargas Rafael Rangel
puso fin a su vida. El científico en medio de una depresión aguda mezcló
Cianuro de Potasio con vino y lo tomó sorbo a sorbo, lo que acabó con su vida
en cuestión de minutos. Un trágico desenlace para la vida de un ser excepcional
que hizo innumerables aportes a la ciencia.