miércoles, 8 de abril de 2015

Fincas Inmediatas a Carrizal

FINCAS INMEDIATAS  A CARRIZAL

Desde sus primeros pasos, los pioneros o familiares fundadores de Carrizal tuvieron como norte el trabajo  AGROPECUARIO,  destacando la faena ruda del sembradío o del arado. Aunque pobres, la mayoría  contable con vaca de leche y algunos con uno o dos bueyes. Eran los tiempo del añil, el trigo, los granos de habas, hortalizas, aves de coral y en las cuesta  el maíz; en los terrenos  suaves la papa y otros rizomas  y tubérculos. Finalizando el siglo XVIII, por  los años 1795 bajos, lomas, declives y cumbres montañeras quedaron cubiertas de un nuevo grano que dominaría en los dos climas (templado y cálido)  de la región, llamado CAFÉ. Poco quedaron exentos de la tentación, y los fértiles territorios de abundantes aguas AL TUY (vertientes en los cuatros) derramaron sus cornicopias de DINERO BIEN GANADO A PLENO SOL, y  en las cosechas  al leve soplo del céfiro cargado de niebla gélida. Los días eran santificados, y los cantos de cosechas fonéticas religiosas: “Oh virgencita querida / ayudame a ganá el pan/ aligera mi partida/ que mis hermanos  se van”, otra semejante: “Santa Virgen  milagrosa/ cuídame de cangilones / de la araña ponzoñosa /  de tropiezos y resbalones “.
Pocos eran los hombres dedicados a la recolección  de café y muchas las mujeres y muchachos canasta al cinto apuñando el rojo producto bajo sombra de guamas, jabillos y bucares,  expuestos a las mordeduras de culebras, picadura de arácnidos y minúsculos  insectos perniciosos, sin embargo, obtenían suficiente para la compra de la comida y la ropa, incluyendo las alpargatas y la “fumada o el trago”, y luego “CACHIMBO Y TROJA”  en las noches de luna o de “oscurana” (oscuridad).
Al ritmo de la siembra y la cosecha el pequeño vecindario, sujeto a todas las virtudes, el amparo de los padres y al resguardo de los hermanos mayores, CARRIZAL vive en paz y favorecido por el bien y el progreso. Unos alcanzaron riquezas con los cultivos de anchos y extensos cafetales; otros dedicados al comercio del grano, y  pocos entregados al vicio, ocio, los timos y la zanganería. La solvencia en los tratos la registraban  con pocas palabras: Lo que digo lo cumplo con o sin testigos o “mi palabra es un documento”. Cuando doña Melchor Ana de Tovar y Bañez compró, el campo estaba casi virgen, con pequeñas huertas y conucos. Igual sucedía con San Antonio, Los Teques y San Pedro. Pero ya existían los sitios mencionados y San Diego, Paracoto, Tácata, Charallave, Sabana de Ocumare y Macarao.
Entre las firmas o haciendas que rodeaban a Carrizal bien entrado el primer cuarto del presente SIGLO XX los dueños de los cafetales, eran entre otros los que indico de seguida: LANDA, parte de Alberto Machado, Eduardo Pérez Benitez  y otra de Manuel Bravo, incluyendo a Corralito (Corralito, Montaña Alta, Colinas de Carrizal  y Altos de Corralito); El Potrerito, de los Álvarez, hasta los años setenta por don Vicente  Campagna; La Yerbabuena y sus amagamientos y anexos fluviales, de los Biord (don Raúl e hijos), Manuel Canino, Marcelino Alfaro, Manuel Mujica  y Encarnación Rodríguez; La Guadalupe, de Gregorio Cordovez, la mayor parte; la Oficina, de Ángel Maria Marrero; los Mangos, de Pantaleón Carrasquel: San Pablo, de Santos Ochoa; Bajo de la Llanada, de  Francisco Hernández  y Pedro Pérez; la Aguadita, de Lino Cartaza, y otros que figuran en mi trabajo HISTORIA DE CARRIZAL.
Los nombres de las personas mencionadas  los he obtenido en conversación y entrevistas con lugares mayores de setenta años. Pero la lista todavía está incompleta, y vendrán a enriquecer el mosaico  de propietarios de sembradíos, otros personajes


DE: ANIBAL LAYDERA VILLALOBOS

martes, 7 de abril de 2015

Propietarios de tierras en Carrizal (III)

 Propietarios de tierras en Carrizal (III)




Retomando el estudio de las familias propietarias de terrenos en Carrizal, podemos deducir que mucho después de la Donación de los Terrenos por parte de Don José Manuel Álvarez, éstas tierras fueron adquiridas por tres (3) familias de agricultores que se destacaban en el escenario comunero: los Ochoa, por medio de Santos, padre y Exaltación, hijo, quienes se consolidan como productores de café; los Biord quienes adquieren la posesión “San José” por redención y tierras no comuneras en La Llanada; y los Marrero, también productor de café pero en menor cantidad. En su afán de expandir sus producciones, compraban tierras a particulares, además, pedían la redención de las parcelas donde tenían bienhechurías, a la Junta Administradora.
Pero éstos no fueron los únicos enfiteutas que hemos mencionado, radicados en ésta zona.  También estaban: Bonifacio Padrón, quien tenía unas arboledas de café, una casita de bahareque en el centro y un cambural en San Vicentino.  Éstas bienhechurías habían sido compradas a Felipe Tejera, ya que José Dolores Bello las había hipotecado.
También hay que nombrar a Ángel María González Pérez, quien era nativo de Las Minas y tenía laborando en el lugar más de treinta años y fue redimido del pago de los terrenos en el año de 1915, al igual que Santiago Flores, quien tenía un terreno en el sitio denominado “La Culebra” por más de diez años. En 1920, Valentín Martín, tenía en el lugar llamado “El Oro”, una posesión donde había una hacienda de café y una casa, la cual habitaba desde más de un año, para el momento en que se hizo efectiva la redención.
El caso de Donato Montaña es particular, porque compró a Enrique Pérez Carias, una posesión ubicada en “San Vicente, en terrenos de la Comunidad de San Antonio de Los Altos, jurisdicción del Municipio Carrizal, por el precio de 1200 bolívares, en el año de 1908. El pago se acordó en el documento de compra-venta, a ejecutarlo en tres cuotas de 400 bolívares anuales cada una, pero resultó que el comprador falleció después de haber cancelado uno de los pagos, y se encargo de la cancelación del resto el señor Manuel Belisario, el 28 de marzo de 1911, quien tomó para sí la propiedad.
También se erigen como agricultores, ciudadanos de apellidos Izarra, Silva, Sánchez y Belisario.

Entre los años 1915 y 1921, Ángel María González Pérez, ya mencionado, tenía una expensa porción de tierra situada en Las Minas con valor de Bs. 200; Santiago Flores con una extensión de terreno situada en “La Culebra”, que limita al este con la quebrada “Las Tasajeras” y al oeste con la posesión de Luís Rodríguez, con valor de Bs. 200; Exaltación Ochoa, con extensión de terreno donde tenía su arboleda de café en el lugar llamado “Las Marías” y otra arboleda de café que compró a su padre Santos Ochoa, en el lugar llamado “Las Minas”, con valor de Bs. 600; Valentín Martín, con extensión de terreno situada en el lugar denominado “El Oro”, con valor de Bs. 300; Ángel María Marrero, vecino de Carrizal con una extensión de terreno situado en el lugar denominado “La Planada”, con valor de Bs. 200 y otra en el lugar denominado “La Maquinita”, con valor de Bs. 368; y Félix María Izarra, analfabeta, vecino de Carrizal, quien poseía extensión de terreno en otra área del sector denominado “La Maquinita” y otra en “Las Marías”, con valor de Bs. 160; Luís Rodríguez, con una extensión de terreno para la agricultura ubicado entre “Las Polonias” y “Los Budares”, con valor de Bs. 180; Cruz Damián Belisario, vecino de Carrizal, con extensión de terreno en “Las Minas” del municipio Carrizal, con valor de Bs.100; Ramona Cordovés, con extensión de terreno ubicada en “Los Budares”, con valor de Bs.180; Pablo González Bello, con extensión de terreno situado en el lugar denominado “Las Maquinitas”, con valor de Bs. 200; Juana Ángela Belisario con una porción de terreno situada en San Vicente, Jurisdicción del Municipio Carrizal, con valor de Bs. 600; y Teodora Belisario de Gómez, con porción de terreno ubicada en “Las Marías” del Municipio Carrizal, con valor de Bs.100.  

Bibliografía: Desestructuración de la Propiedad Horizontal

San Antonio de Los Altos. Fernando Oduber

Propietarios de tierras en Carrizal (II)

PROPIETARIOS DE TIERRAS EN CARRIZAL (II)


De la misma manera que los Biord, la familia Ochoa logró su consolidación como arrendatarios de los terrenos de Carrizal y San Antonio de los Altos y como propietarios de los terrenos adquiridos por compra de los mismos a los herederos del señor Encarnación León.
Originalmente, todos esos terrenos pertenecían al señor Encarnación León, el terrateniente de mayor ascendencia en la zona a mediados del siglo XIX.  Al fallecer éste en el año 1887, se los deja en herencia a su esposa Josefa Crespo de León y a su hija Elvira León de Sánchez, quienes a su vez dividen sus partes y las valúan.
Estas propiedades, constaban de dos haciendas denominadas “Los Pintos” valorados en 1.200 Bolívares, y la Hacienda “El Gavilán”, adquirida originalmente por Encarnación León, por compra que hizo las señoras Vegas, siendo el valor 6.000 Bolívares. En la posesión “Gavilán”, existían dos cafetales valorados en 2.400 Bolívares, uno, y el otro radicado en el lugar denominado “Perinola”, valorado en 2.000 Bolívares.
En “Los Budares”, se declara un derecho de terreno que fue comprado por Encarnación León, al señor José Manuel Rodríguez, valorado en 1.800 Bolívares. Asimismo, adquirió la posesiones de café denominada “La Guadalupe”, la cual fue valorada en 8.800 Bolívares;  la llamada “Landa” que le hizo al Dr. Manuel María Landa, y que para el momento de la transacción constaba 8.800 Bolívares; Potrero del Medio, comprada a Ramón Mijares años atrás, valorado en 800 Bolívares y “La Llanada” comprada a las señoras Vegas por la cantidad de 2.800 Bolívares.
La magnitud de estas propiedades es tal, que todo fue valorado en 63.320 Bolívares que, divididos por la mitad tocaba a Josefa Crespo de León la cantidad de 31.660 Bolívares y a Elvira León de Sánchez, la otra mitad.
La primera se quedó con la mitad del dinero proveniente de la posesión “Gavilán”, la oficina, la casa y todos sus bienes; la otra “Gavilán” comprada a las señoras Vegas,   “La Guadalupe y todos los cafetales existentes en el terreno, “La Perinola”, “La Llanada” y “Los Budares”, conjuntamente con todas las bestias expresadas en la herencia.
A la otra heredera se le dio la suma de la mitad de la valuación de los derechos de la otra posesión “Gavilán”, la hacienda “Landa”, la posesión “Potrero del Medio”, el terreno de “Vega”, donde estaba construida la oficina de café y todos los demás edificios, así como parte de las bestias y reses heredadas.
En el documento agregaba que el señor Encarnación León, encontró minas en diferentes puntos de sus posesiones y adquirió los derechos consiguientes, pero al no serle posible fijarles valor cierto, no lo colocó en el documento de la herencia, aclarando que desde ese momento establecerían lo que le correspondiese por mitad.
Posteriormente, los Ochoa se erigieron como uno de los grupos económicos más importantes de la localidad.  Adquirieron bienhechurías de café situadas en terrenos comuneros y compraron parcelas lindantes entre Carrizal y San Antonio.
El proceso de adquisición fue el siguiente: el 16 de septiembre de 1916, Exaltación Ochoa, vecino de Carrizal, obtuvo la redención de un terreno ubicado en el sector “Las Minas” y se denominaba “Las Marías”, en donde había unas arboledas de café que le compró a su padre Santos Ochoa.  A su vez, Santos Ochoa compró a su hijo Ignacio Ochoa la mitad de la hacienda “La Guadalupe” el 7 de noviembre de 1919, que éste había adquirido a particulares y no a la comunidad de San Antonio.
Los propietarios de los terrenos de Carrizal, eran pequeños agricultores que iban ocupando los terrenos situados en el pueblo e iban delineando el mismo. Eran extensiones en las cuales construían una casa con su huerto para el autoconsumo y en el resto eran arboledas de café, algunas con otras casitas de bahareque y tejas, propias para habitación y comercio en algunos casos.

El caso de Santos Ochoa fue diferente, ya que el adquirió el terreno de “Las Marías”, pero también compró posesiones lindantes como la hacienda “La Guadalupe” y “El Gavilán”.

Bibliografía: Desestructuración de la Propiedad Horizontal

San Antonio de Los Altos. Fernando Oduber

Propietarios de las Tierras de Carrizal (I)

CARRIZAL DURANTE LA SEGUNDA DÉCADA DEL SIGLO XX
(PARTE I)



Durante la segunda década del Siglo XX, seis familias ostentaban el mayor poder económico en los Altos Mirandinos pues tenían las mejores tierras tanto en calidad como en cantidad. Estos ciudadanos fueron José Gregorio Abreu quien poseía tierras en San Diego y San Antonio y las obtuvo por herencia familiar; el General Juan Vicente Gómez en San Antonio, quien  se convirtió en el terrateniente más poderoso de Venezuela por enfiteusis que significa una relación jurídica entre dos personas mediante la cual una de ellas autoriza a la otra a disponer y disfrutar perpetuamente o por largo tiempo de sus propiedades; Virgilio Biord en San Antonio, ya que su familia las había obtenido por contrato con la comunidad antes de 1897;  Exaltación Ochoa en Carrizal, quien tenía posesiones de café desde varios años atrás; José Dolores Bello en San Antonio, por que tenía tiempo viviendo en el lugar; e Inocencia de González,  por herencia familiar.
En cuanto a Carrizal se refiere, la expansión de la propiedad territorial de la familia Biord, de origen francés, se evidencia el 18 de enero de 1907, con la adquisición por la cantidad de 1.725 Bolívares de una porción de terreno denominada “La Llanada”, cuyo dueño anterior era la señora Elvira León de Sánchez, habitante de Carrizal y las había heredado de su padre Encarnación León, terrateniente que tenía en su poder además de “La Llanada”, las posesiones “Gavilán, “Los Pintos”, “Perinola”, “La Guadalupe”, una parte de terreno en “Los Budares”, “Potrero del Medio”, y “La Carbonera”. Hay que aclarar que en esa venta, la señora León acotó en el documento suscrito, que en el mismo terreno existía una arboleda de café perteneciente al señor Calixto Pérez habitante de Carrizal, quien pagaba una pensión anual de arrendamiento de 60 Bolívares y una posesión del señor Gregorio Castillo, también habitante de Carrizal, quien cancelaba una renta de 25 Bolívares anuales.  Al adquirir la hacienda, Biord debía definir judicialmente su relación con estos arrendatarios ante el Juzgado Departamental de Guaicaipuro.
El 12 de enero de 1909, Virgilio Biord vende la hacienda “La Llanada” a la señora Luisa Agustina Lousseau, mediante un documento de venta por la cantidad de 4.000 Bolívares.  No obstante la venta ejecutada, el contrato establecía la reserva de la montaña y madera de la posesión vendida, el derecho a fundar y hacer fundar en ella plantaciones de café o en cualquier otro punto por el vendedor,   así como también cultivar un terreno de 3 hectáreas en el sitio denominado “El Pomarroso”, radicados en la misma “Llanada”. 
Igualmente, Virgilio Biord se reserva la libertad de tener en la posesión, hasta 15 reses para pastorearlas.
El día 5 de noviembre de 1912, la señora Lousseau le devuelve en venta “La Llanada” a Virgilio Biord, tan sólo por el valor de 2.000 Bolívares, la mitad de lo estipulado en el contrato anterior.
La transacción se realiza en dos partes: 1.500 Bolívares en efectivo y dos vacas americanas de color negro, una llamada “Golondrina” y la otra “Negrita” valoradas en 250 Bolívares cada una.
El día 31 de julio del año de 1916, Virgilio Biord decide finalizar una controversia que adquirió con Calixto Pérez desde el año 1907, cuando la señora Elvira León Sánchez le vendió la hacienda “La Llanada”,  con la venta definitiva del terreno de “Pasatiempo” a Calixto Pérez, culminando la disputa existente.
Posteriormente, Biord le vendió a su hijo Raúl una parte de “La Llanada” por el valor de 3.500 Bolívares, en la cual existían dos arboledas de café; la de Calixto Pérez y la otra de Santos Ochoa.
En el contrato indicaba los derechos de Raúl Biord en relación con la construcción de una acequia que cogiera media parte del agua de Quebrada Honda para su posesión y la otra parte para su padre; o sea que entre ellos se distribuirían por mitad el agua que bajaba por la quebrada.


Bibliografía: Desestructuración de la Propiedad Horizontal
San Antonio de Los Altos. Fernando Oduber

miércoles, 1 de abril de 2015

Más de Carrizal

MÁS DE CARRIZAL…


            La historia de nuestro municipio es versátil y singular, en virtud del devenir histórico al cual ha estado sujeto, además de las constantes y largas luchas a los efectos de lograr la ansiada autonomía eclesiástica.
            Carrizal, en 1777, es un pueblo de estampa pobre, con calles arenosas; sin atención médica ni alumbrado público el cual hacia más largas las noches y producía tan cerrada oscuridad, que producía pánico a los que se aventuraban a salir por aquellas soledades; además no contaba con un adecuado cementerio público, pues el que había no reunía las normas sanitarias elementales.
            De vez en cuando, al irse la luz del día y entrar la noche neblinosa, los muchachos apagaban los faroles de hierro y vidrio que funcionaban con aceite o grasa; se disfrazaban y se dedicaban a asustar entre carrizos y calles polvorientas, a los transeúntes quienes preso de pavor, llegaban a sus casas corriendo, gimiendo y aterrorizados, a contar a sus familiares lo ocurrido.
            Ese mismo año el obispo catalán Don Mariano Martí, hizo un censo de las personas que vivían en el pueblo y contó alrededor de unas 35 familias que vivían alrededor de un apequeña capilla de altar pequeño con paredes de bahareque y techo de tejas y otras 70 familias por los campos sembrados dando un total de aproximadamente 1545 habitantes.
            El 17 de marzo de 1853 el Senado y la Cámara de Representantes de la República reunidos en Congreso, dictaron un memorable Decreto para crear el Cantón Guaicaipuro.
“Art.1. Se erige en la Provincia de Caracas en nuevo Cantón con el nombre de Guaicaipuro, compuestos de las siguientes Parroquias; Los Teques, cabecera del Cantón, San Diego, San Antonio, San Pedro, Paracotos, Carrizal y Macarao”. 
“Art. 2. Los límites de este cantón serán los mismos que han conservado hasta hoy sus parroquias, mientras se dicta una ley sobre división territorial”.
            Según los historiadores el Concejo del Cantón Guaicaipuro sesionaban quincenalmente y atendía los asuntos vitales de la comunidad, manteniendo excelente relaciones con los poderes públicos. No se suscitaban enfrentamientos y todo se resolvía con equidad, dentro de un clima de serena discusión y análisis.
            Para ese entonces Carrizal no contaba con vías de comunicación, ni cárcel, y su templo estaba en total abandono, “se oficiaban (las misas) en una capilla de bajareque cubierta de tejas”.
            El día 15 de julio de 1853, en el pueblo de Los Teques cabecera del Cantón Guaicaipuro, se reunió el Ilustre Concejo Municipal, compuesta por los señores Ramón Hurtado, presidente, Francisco Reverón tercer concejal, Fernando Marrero cuarto concejal y José Balbino León Sindico Procurador Municipal y procedieron entre otras actividades, al nombramiento de los Comisarios de Policía del Cantón; en Carrizal quedaron nombrados de las siguientes manera: para Barrio Arriba: Pedro Antonio González; para Barrio Abajo: José Manuel Ríos (padre); para los Budares y las Minas: Felipe Crespo; para los Peñones: Ramón Alvarado; para Corralito y Peña Redonda: Rafael Álvarez; para Guareguare y Guareguarito: Gregorio Álvarez y para Santa María y Paracotos: Jesús Rodríguez.
            La vida del pueblo transcurría en paz y tranquilidad; la economía mejoraba y los habitantes clamaban por la apertura de una amplia carretera para buscar “el mayor provecho para sus transacciones mercantiles”, ya que se evidenciaba la prosperidad de la productividad agrícola con más de 30 haciendas de legumbres, frutos y en espacial las de café conformadas y tenían ya una “oficina”, sitio donde se clasificaba el grano que contaba además con un gran patio para secado mismo.
            El día 1º de agosto de 1853, en Sesión de Cámara del Concejo del Cantón de Guaicaipuro, luego de aprobada la sesión anterior, entre otros puntos los concejales ordenaron al secretario a dar lectura de un expediente que se abrió en contra del preceptor (director) de la escuela de Carrizal, J. R. Valero, por mal desempeño en sus funciones. Luego de abrir el debate respectivo, tomó la palabra el Presidente de la Cámara Sr. Ramón Hurtado y propuso con apoyo del Concejal Fernando Marrero, que en vista de los documentos que se acababan de leer relativas a mal desempeño del Sr. Valero, aparecía plenamente comprobada la conducta del empleo, en cuando al descuido de la concurrencia de los alumnos que recibían educación en dicho plantel, a las reiteradas oportunidades en que este funcionario cerraba la escuela sin la solicitud del permiso respectivo a las autoridades y al descuido del progreso de los estudiantes de educación primaria, acordaron remover desde esa misma fecha de su puesto al mencionado director, sin goce del sueldo devengado en el mes de julio, pues, desde el mes de junio se le había separado sin licencia del cargo, dejando cerrada la escuela. Para llenar ésta vacante, nombraron al señor Francisco Trujillo en cantidad de interino hasta que el Concejo fijara concurso para el nombramiento de mismo…





Bibliografía:
Nacimiento del Régimen Municipal de Los Teques (Ildefonso Leal) 1998
Evolución de Los Teques (Aníbal Laydera Villalobos) 1977
Versión: Omar Aponte
                      

martes, 31 de marzo de 2015

Dr. José Antonio Velutini Ruíz.

TESTIMONIOS ORALES
ENTREVISTA CON EL DR. JOSÉ ANTONIO VELUTINI


 El doctor José Antonio Velutini, nació en Caracas, Distrito Federal el 19 de diciembre del año 1912.  Hijo de Andrés Velutini y Ana Teresa Ruiz Miranda de Velutini.  Casado desde el año 1950,  con doña Dulce María de Velutini y nieto del General José Antonio Velutini Ron, quien fue Presidente Encargado en el gobierno del General Gómez. 
General José Antonio Velutini Ron.png
Gral. José Antonio Velutini Ron
(Abuelo del Dr. José Antonio Velutini Ruíz)
Empezó a estudiar medicina a los dieciocho años de edad, o sea en el año 1930 y se graduó de Médico y Químico a los veintidós años (año 1934) y de astrónomo en 1935.
Llegó a estas tierras de los altos mirandinos en el año de 1943 y se enamoró tanto de su clima y de su belleza, que compró unos terrenos que eran según su testimonio, de pura grama y mucho ganado propiedad de unos franceses de (nombre Virgilio y Raúl Biord.  La Finca se llamaba La Llanada, actualmente es el sitio denominado Llano Alto.
Para esa época sólo había caminerías y lo único que era más despejado era Quebrada Honda en la que había una pica, por lo que el general López Contreras, Presidente Constitucional de Venezuela para ese entonces le solicitó a Raúl Biord que se encargara de iniciar la construcción de una vía de penetración entre Carrizal y el pueblo de  San Diego.
Carrizal para ese tiempo era un pueblo pequeño, y gracias a la ayuda de un italiano de nombre Donato, fue creciendo.  Donato  ordenó la construcción de varias edificaciones en el pueblo que aún existen.  A su vez, el Dr. Velutini también realizó la construcción de su casa en la que incluyó una cúpula de observatorio astronómico debido a su gran devoción al estudio del universo. Siempre, como excelente ciudadano, tuvo una muy buena relación tanto con los gobernantes como con los representantes de la iglesia que han transitado por nuestro Municipio;  particularmente recuerda a los Pérez Benítez y al padre Tomás Ecuer, párroco de Carrizal en los años 1955 ó 1956. 
En el primer gobierno del Dr. Rafael Caldera, le quisieron comprar tanto la casa de habitación como los terrenos que poseía, ya que según recuerda, querían hacer un parque de atracciones estilo Disneylandia.
Esta es la primera de una serie de entrevistas que nos concederá este ilustre ciudadano, ya que por su avanzada edad y por motivos ajenos a su voluntad, tuvo que suspender la presente conversación.  Nos prometió en una próxima oportunidad, hablarnos acerca de la evolución de Carrizal y mostrarnos el observatorio de su residencia.
Observatorio de la residencia del Dr. Velutini

En el año 2001, el Concejo Municipal de Carrizal, otorgó la Condecoración, José Manuel Álvarez, en su primera clase en virtud de su alta trayectoria y aporte al  Municipio.

Desafortunadamente, la otra entrevista no se pudo dar ya que como se puede leer en el Obituario de la primera página de éste Boletín, el Dr. José Antonio Velutini, falleció el día 28 de diciembre del año 2003.  Descanse en Paz.

viernes, 27 de marzo de 2015

Don Lucio Ochoa.


Conversación con 
Don Lucio Ochoa


            Don Lucio Ochoa, un mirandino de pura cepa, nació en las Minas (San Antonio de los Altos), el día 13 de Diciembre del año 1919, hijo de Exaltación Ochoa y Antonia Acosta de Ochoa.   Casado con Doña Apolina González de Ochoa, y de esa unión nacieron siete  hijos.
            Cuenta Don Lucio, que cuando conoció Carrizal, tenía 12 años y el pueblo tenía una sola calle que era de tierra;  en esa época comenzó la construcción de la iglesia, cuyas paredes  se hicieron de pura tierra, adobe y piedra;  al frente de la misma había una especie de torre de tierra la cual fueron banqueando los hombres del pueblo, trabajo que hacían conjuntamente con las mujeres, cuya misión era la de buscar el agua en el río Los Pozotes, que nace en la Yerbabuena y baja por todo Carrizal y cae en Montaña Alta;  ellas se encargaban de amasar la tierra con el agua, con el objeto de hacer los bloques de tierra con que está edificada la iglesia;  el  líquido del río, además les servía para beber, lavar la ropa y cocinar.   La madera para la edificación la traían desde Cañaon, (hoy Las Aguaditas), y era trasladada en mulas, caballos, burros y en los hombros de los trabajadores que eran en su totalidad habitantes del pueblo.  Como la iglesia estaba en construcción, la misa la hacían habitualmente en la casa de las Velutini, que servía de lugar de oración para las muy pocas familias residentes, entre las cuales puede recordar a los Matamoros, los González, los Guárate y otras que se escapan de su memoria.  Poco antes de culminar la iglesia, se incorporó a la parroquia, el padre Pérez de León, hijo ilustre de Carrizal.
            Muchos de los alimentos que se consumía en el pueblo, provenían de algunas familias como la de Lucio Ochoa, quienes tenían  haciendas  en las cuales cultivaban papas, apio, ocumo y otras verduras y eran vendidas a los habitantes del pueblo, también en los Teques y hasta en Caracas. Además existían algunas bodegas pertenecientes a los Guárate y a los Matamoros, en las cuales eran adquiridos otros insumos para el sustento diario.
            El transporte hacia los sitios aledaños a Carrizal, como los Teques, San Diego, San José y San Antonio, eran efectuados por varias camionetas que cubrían esa ruta y cuyo precio era 0,50  Bs. por puesto.
            Nuestro interlocutor, el señor Lucio Ochoa nos relató que es profundo devoto de la Virgen del Carmen y hace aproximadamente 18 años está encargado de hacer la fiesta en su honor, por lo que todos los años se efectúan los oficios religiosos y procesión contribuyendo así a la perpetuación de nuestros arraigos religiosos y folklóricos.
            Es para nosotros el equipo de la Oficina del Cronista Municipal, un inmenso placer de haber participado en esta conversación con tan insigne ciudadano, el cual es un ejemplo de perseverancia, de honradez, de sabiduría, de devoción, de apego a sus mas profundas creencias y de respeto y amor por el municipio que le vio crecer conjuntamente con su familia y descendencia y por lo cual le fue otorgada el 24 de junio del año 2002, la Orden Monseñor Rafael Pérez León.
               Infortunadamente, Don Lucio, Alteño verdadero, nacido y criado bañándose en las aguas de las quebradas y riachuelos que riegan a estos predios, junto a los verdes parajes solitarios de la fila montañosa de Santa María, dejó de existir el día 02 de septiembre del año 2009, este fabuloso hombre de pueblo que tantas alegrías le proporcionó y aportes, supo dar a los habitantes del pueblo y la feligresía de Carrizal.