martes, 16 de septiembre de 2014

Bol. 10 / Dic. ´02. Muerte del Libertador

MUERTE DEL LIBERTADOR
17 DE DICIEMBRE

“Si mi muerte contribuye a que cesen
 los partidos y se consolide la unión,
yo bajaré tranquilo al sepulcro”
Simón Bolívar

            Bolívar no ha bajado tranquilo al sepulcro.  Sus restos reposan hoy en el Panteón Nacional, junto a otros próceres no menos importantes.  Aunque sus restos descansan, no así su ideal, su sueño, su anhelo de justicia.  Su gran proyecto que fue la Gran Colombia duró muy poco.  Quiso ampliar su propuesta en el Congreso Anfictiónico de Panamá para conformar una Confederación Hispano-Americana con todas las repúblicas liberadas en la magna gesta de independencia, y ni siguiera él pudo asistir a tal evento.  Con toda la razón de su lado, con la justicia acompañándole, no tuvo el apoyo suficiente de las repúblicas hermanas.  Los intereses de grupos poderosos dieron al traste con este hermoso proyecto;  conspiraron contra la idea, contra la justicia, contra la razón y surgieron Cosiatas, Santanderes, Piares y Páez cuales jinetes del apocalipsis para liquidar la esperanza de los pueblos, con la misma historia, las mismas angustias, las mismas esperanzas, la misma lengua, la misma fe.
            Bolívar siempre estuvo adelantado a su tiempo y no obstante este atributo, con toda la razón; con toda esa hambre y sed de justicia; con todo ese amor profeso y manifiesto que tuvo para con su idiosincrasia y sus congéneres,  no pudo contra los intereses mezquinos de  ciertos grupos minoritarios que lucharon por la separación de Venezuela y Colombia.



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